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No más trampas por Alfonso Merlos
Lo que la corrección política ha dado en llamar de forma engañosa el final de ETA podría ser una gran oportunidad, pero va camino de convertirse en una formidable trampa. La democracia española no ha llegado hasta aquí, sacrificando la vida y la hacienda de miles de compatriotas, para asistir a un cierre en falso del terror: plagado de mentiras, trucos y estafas, de actos fallidos y fulleros.
Es simplemente inadmisible que Patxi López esté dispuesto a ejercer por acción y omisión de abogado de los cachorros de Ternera y De Juana. Es intolerable que los socialistas estén minimizando o, lo que es peor, tapando la sucesión de actos sistemáticos de naturaleza delictiva que hoy revela LA RAZÓN. Y es penoso, de una villanía extraordinaria, que las instituciones vascas estén dispuestas a tragarse los sapos del terrorismo callejero porque no les cuadra en su fariseo y endeble guión, en el falso relato de unos asesinos que han sacado la bandera blanca, que ya nos permiten vivir en paz y a los que hay que meter ya en los libros de Historia. ¡¿Qué clase de broma es ésta?!
Es notoria y bochornosa la ansiedad que muestran los defensores del apaño con ETA para liquidar este asunto cuanto antes, como sea, incluso sin decoro ni dignidad. Es el puro escándalo que una parte de la clase política, tras medio siglo de bombas y muerte, sea todavía incapaz de comprender que los terroristas sólo pueden ganar aquel espacio que los demócratas les dejamos libre, por parálisis o ceguera ética. Y causa vergüenza ajena que haya dirigentes dispuestos a contribuir al éxito del terrorismo premiándolo; justificando, con silencios, los por desgracia aún vigentes episodios de amenazas y violencia.
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