Feria de Málaga

Una espada de cerrojo

Albacete. Décima de feria. Toros de Las Ramblas, muy bien presentados y de juego desigual, destacaron 1º, 4º y 5º. Prácticamente lleno.Enrique Ponce, de plomo y oro, pinchazo, estocada casi entera (ovación); dos pinchazos, dos descabellos (vuelta al ruedo).Miguel Ángel Perera, entera caída (ovación); corta baja (oreja).Alejandro Talavante, media, dos descabellos (silencio); entera (silencio).De las cuadrilas destacaron Valentín Luján y Joselito Gutiérrez.

Una espada de cerrojo
Una espada de cerrojolarazon

Se cerró la feria de Albacete con una corrida que, pese a ser muy interesante y entretenida, con pasajes de notable calidad y abundante contenido, no terminó de arrojar el balance merecido. Lo que se hubiese podido haber saldado con dos toreros a hombros por la puerta grande, acabó con los tres diestros a pie y tan sólo una oreja concedida.

La espada, o el mal uso de la misma, fue la causa de que, por ejemplo, Enrique Ponce trocase al menos tres orejas por una ovación y una vuelta al ruedo. Pobre cosecha para lo hecho por el de Chiva, que se mostró en plenitud, en sazón. Ya se lució al saludar de capa a su primero, al que toreó en redondo con una limpieza extraordinaria antes de rebozarse al natural y volver al pitón derecho para terminar de cuajar a un toro también de nota. Pero mató mal y se evaporó lo que podría haber sido el detonante de la tarde.

El cuarto echó las manos por delante de salida, pero Ponce fue poco a poco domándole, domeñando el genio que pudo mostrar el astado hasta encelarle en la muleta, llevándole ya uncido a ella en un trasteo templadísimo e inteligente en el que disfrutó no poco. Hasta que cogió
el estoque. Tenía otra vez la puerta grande al alcance de una estocada. Pero falló y se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo.

Perera se llevó la única oreja de la función al apurar a un toro más basto pero que embistió y fue repetidor hasta que se rajó. Antes, el extremeño, muy quieto, pasándoselo muy cerca, sin enmendarse, bajando la mano hasta casi el suelo, firmó un trasteo muy intenso que sí acertó a rematar con el estoque. Su primero, sin fuerza y pronto a la defensiva, no le dejó sino estar voluntarioso.

Tampoco tuvo mucha energía el primer toro de Talavante, muy desvaído toda la corrida, sin encontrar la fórmula para sacra partido de un astado que fue siempre a media altura, mientras que el sexto, el más áspero y brusco de un encierro muy bien presentado y con ejemplares
muy aprovechables, repartió tarascadas sin parar, echando siempre la
cara arriba y sin dejarse dar prácticamente un solo muletazo.