Buenos Aires

El peronismo se queda huérfano

La muerte de Néstor Kirchner deja un gran vacío político en la región y siembra de incertidumbre las filas del Partido Justicialista (peronista), que lideraba el ex mandatario argentino y también secretario general de la Unasur.

Kirchner, fallecido hoy en su terruño del sur argentino a los 60 años, era el político con mayor impacto popular junto con su esposa y sucesora en la jefatura del Estado, Cristina Fernández, según los últimos sondeos con vistas a las elecciones presidenciales de 2011.

La mayoría de los consultores políticos evitó hacer comentarios públicos, aunque a condición de anonimato varios coincidieron en afirmar que la jefa del Estado ha heredado soterradas pujas internas en el peronismo, entre otros grandes desafíos en lo que resta de su mandato.

El peronismo está dividido entre el gubernamental Frente para la Victoria y el Federal, que desde fines de 2008 reúne a gobernadores provinciales y antiguos dirigentes "de peso", entre ellos el ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003), acérrimo rival del matrimonio Kirchner.

Tras la muerte de Kirchner, el liderazgo del peronismo pasa formalmente a manos de su vicepresidente, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, que en las últimas semanas había mantenido veladas disputas con el ex presidente.

Scioli, quien fue vicepresidente de Kirchner (2003-2007), soporta embestidas de Hugo Moyano, líder de la Confederación General del Trabajo, el mayor sindicato del país, quien ocupa interinamente la jefatura del peronismo de la provincia Buenos Aires.

Para quienes sostienen que Kirchner era el "verdadero poder"en el país, su muerte obliga a su esposa y mandataria a "ocupar el centro de la escena"política, como afirmó el analista Rosendo Fraga en una columna publicada hoy en la web del diario La Nación.

Fernández "tiene la oportunidad de modificar, rectificar, corregir, cambiar una serie de aspectos, estilos, orientaciones y políticas impuestas por su marido, que llevaron a una situación inédita, que un gobierno con la economía creciendo al 9 por ciento tenga la aprobación de sólo uno cada tres", advirtió.

Las últimas encuestas, de hace unas semanas, indican que Kirchner y Fernández reunían cada uno el 30 por ciento de intención de voto, dato que abonaba múltiples conjeturas sobre quién sería el candidato del oficialismo para las presidenciales de octubre de 2011.

En el segundo puesto en intención de voto, a una distancia de entre 15 y 20 puntos porcentuales, aparecen el vicepresidente Julio Cobos, enemistado con el Gobierno, el conservador alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, y Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido ex presidente argentino Raúl Alfonsín.

Ante la opinión pública, Macri, Cobos y Alfonsín forman un grupo opositor difuso en momentos en que los tres afilan su estrategia para lograr ser considerados líderes de la oposición, comentó a Efe uno de los analistas consultados.

La imagen de Ricardo Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, segunda fuerza política del país, crece al calor del prestigio de su padre, fallecido en 2009, pero choca con los golpes de efecto que da Cobos, que regresó al partido tras desmarcarse del oficialismo, al que había llegado junto a otros radicales por medio de acuerdos con Kirchner.

Cobos, caso inédito de un vicepresidente argentino que se pasa a la oposición, aumentó su popularidad por su voto decisivo en la aprobación de una ley que suponía un fuerte aumento salarial a los jubilados y vetó Fernández hace diez días.

Muy por debajo en las encuestas aparecen Duhalde, antiguo mentor político de Kirchner, además de otros dirigentes del peronismo Federal, entre ellos dos gobernadores provinciales, que se disputan con el ex mandatario la candidatura presidencial para 2011.