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Juerga general por Daniel Portero
Hoy 11 de marzo no hay nada que celebrar. Es un día muy triste que marcó a nuestro país, hiriéndolo en lo más profundo del corazón. Fueron miles de heridos y casi 200 asesinados que, a día de hoy, sufren las consecuencias de una sentencia judicial que no aclaró gran cosa y que dejó abiertas las heridas a muchos familiares. Sin embargo, existen colectivos cuyos representantes no tienen ni al más mínimo respeto por las víctimas del terrorismo de los atentados del 11 de marzo. Me refiero a los representantes de los sindicados CC OO y UGT. Comenzaron convocando una manifestación para este día fatídico porque no querían celebrarla el fin de semana del «puente» de 19 de marzo, ni que coincidiera con el fin de semana de las elecciones andaluzas del 25 de marzo. Casi convencen a la asociación de víctimas Afectados 11-M para que les acompañara en la manifestación, lo que hubiera sido un absoluto escándalo que hubiera obligado al cese inmediato de su presidenta, Pilar Manjón. Finalmente, deseosos de no trabajar, Fernández Toxo y Cándido Méndez, han convocado una «Juerga General» para el jueves 29 de marzo. Y digo «juerga», que no huelga, porque no tiene ningún sentido que estos paniaguados de las subvenciones públicas utilicen a sus compañeros sindicalistas para hacer perder al país casi 8.000 millones de euros en un día laborable. Ellos, como el resto de representantes políticos y sindicales, deberían comenzar dando ejemplo reduciéndose sustancialmente su sueldo de miles de euros mensuales. Probablemente así yo me creería que los sindicatos pelean por los derechos de los que somos trabajadores. Como un trabajador más, tengo todo el derecho, al igual que todos, a opinar sobre la huelga general. Con mi sueldo de 1.600 euros mensuales no me puedo permitir el lujo de asistir a una huelga general para perder casi 100 euros. Y yo no vivo del terrorismo, sino de mi esfuerzo y de un trabajo como ingeniero en una importante empresa de aguas que no se puede permitir el lujo de «cortar» el suministro a los ciudadanos de Madrid. No vale la pena asistir a una huelga general convocada por unos sindicatos cuyos representantes no dan el más mínimo ejemplo a sus afiliados. Cuando se bajen los sueldos, comenzaré a creerles. Por contra, lo que hacen no es más que manipular a sus afiliados y, mientras tanto, vivir de la agitación social y de la «juerga», en vez de trabajar por un país que tiene que salir de la crisis con el esfuerzo conjunto de todos.
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