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A Roma por el Río Grande

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Jeffrey Steenson llevaba 24 años como clérigo episcopaliano (los episcopalianos son los anglicanos de Estados Unidos) y tres como obispo de la diócesis episcopaliana de Río Grande, que implicaba todo Nuevo México y parte de Texas, cuando llegó a la conclusión de que la forma en que se tomaban decisiones en su Iglesia no tenía sentido: votaciones sobre el sacerdocio femenino, votaciones sobre el sexo prematrimonial, sobre las prácticas homosexuales... Él era un experto en los antiguos Padres de la Iglesia y veía que los cristianos antiguos no funcionaban así.

En 2007 se hartó, dejó su cargo como obispo y se hizo católico «de a pie», junto con su esposa. «Lo frustrante de ser protestante es que cada mañana te levantas y has de reinventarte la Iglesia desde cero», declaró en 2009, año en que el obispo de Santa Fe lo ordenó como sacerdote.

El pasado domingo se anunció públicamente que Steenson dirigirá el Ordinariato de la Cátedra de Pedro, una estructura erigida por Benedicto XVI para acoger a los grupos de tradición anglicana o episcopaliana que quieran ingresar en la Iglesia católica manteniendo elementos de su tradición litúrgica y cultural. Por el momento, algo más de 100 clérigos de origen anglicano y 1.400 laicos de 22 grupos distintos repartidos por Estados Unidos han pedido ser aceptados en el ordinariato, que funciona de forma similar a un ordinariato militar, al pastorear grupos y familias diseminadas por un gran territorio, y no a una diócesis.

Así, el Papa consolida una tendecia que ya inició el año pasado cuando creó el Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham en Inglaterra y Gales y designó como responsable no a un católico «de toda la vida», sino a Keith Newton, que tenía sólo un mes de experiencia como católico pero muchos años de oficio como obispo anglicano de Richborough. En un año, 60 clérigos de la Iglesia de Inglaterra y mil laicos ingresaron en el catolicismo a través del nuevo ordinariato. Se espera que en 2012 lo hagan otros 20 clérigos ingleses y 200 laicos más, y que los ordinariatos se conviertan en una opción acogedora para las personas con inquietudes espirituales, decepcionadas por la doctrina liberal y cambiante de las iglesias anglicanas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia.

En EE UU, 47 clérigos anglicanos van a poder beneficiarse ya de una formación rápida en doctrina y pastoral católica, y la mayoría serán sacerdotes católicos del ordinariato en pocos meses. A otros clérigos que vienen de grupos anglicanos más informales la Iglesia les puede pedir más tiempo, incluso años, de formación. Steenson analizará a cada candidato uno a uno. Algunos grupos llegan con sus propios locales y edificios, cosa que en Inglaterra no se daba, pero persiste el problema de cómo sostener económicamente a los pastores que llegan con mujer e hijos pequeños. Por suerte, la Iglesia en Estados Unidos es más grande y rica que la de Reino Unido y puede ofrecer puestos remunerados de capellanes en colegios, hospitales o prisiones. En Canadá dos parroquias anglicanas, una en Calgary y otra en Hamilton, han optado ya por la opción católica sin esperar a que se organice un ordinariato canadiense y sus pastores han sido recibidos ya como laicos católicos. Es toda una tendencia.

Ocho obispos dejan Canterbury
Desde 2007 son siete los obispos anglicanos que se han hecho católicos, y el próximo sábado serán 8, cuando Rober Mercer, que fue obispo en Matabeleland, Zimbabwe, ingrese como católico en el Ordinariato inglés de la mano de Keith Newton, quien hace 2 años aún era obispo anglicano, junto con los prelados de Ebbsfleet y Fulham y los eméritos de Ballarat y Richborough. En 2007, el obispo episcopaliano de Florida Suroeste también optó por el catolicismo y hoy es sacerdote.