Kate «da el cante» en su 30 cumpleaños

Ha sido su último cumpleaños antes de comenzar a ejercer en actos oficiales como esposa del príncipe Guillermo, ya que en 2012 está previsto que la duquesa de Cambridge tenga agenda propia, y por este motivo quiso celebrarlo por todo lo alto. Karaoke, estilismo ochentero y muchos amigos y familiares acudieron a la fiesta privada que Pippa Middleton y el príncipe Enrique organizaron para el 30 aniversario de Catalina, en Londres. No se dejó ningún detalle a la improvisación, ya que la hermana de la duquesa es experta en organización de eventos. Después de varios meses de preparativos, todos los invitados recibieron una carta hace semanas para que cancelaran sus compromisos para esta fecha, y todo salió a la perfección.

Una gran fiesta
Pocos detalles trascendieron de lo que ocurrió durante la exquisita velada por propia voluntad de la anfitriona. A pesar de este secretismo, los medios británicos aseguran que fue una «gran fiesta», aunque un portavoz de la residencia oficial de los duques de Cambridge ya se ha encargado de asegurar que fue «discreta y privada», sin grandes excesos, algo que no dejaría en buen lugar a la Corona inglesa en tiempos de crisis.

Entre los asistentes, destacó la presencia de dos amigos íntimos de la pareja que también asistieron a su boda, David y Victoria Beckham, que pusieron la nota de glamour. La noche anterior a la celebración del cumpleaños de Catalina pudo verse al matrimonio en la «première» de «Caballo de guerra», la nueva película de Steven Spielberg. Fue la primera alfombra roja que pisaban Guillermo y Catalina tras el «sí, quiero» de abril, así que la expectación era máxima.

Una vez más, la belleza de Middleton fue lo más comentado de la noche entre los invitados. Con un vestido largo de encaje negro y la melena suelta, Kate acaparó todos los flashes a pesar de que la lluvia impidió que su paseo ante la Prensa fuera espectacular al tener que hacer uso de un paraguas. Según el director del filme, a la duquesa le encantó su nuevo trabajo; tanto, que según le dijo su esposa una vez finalizada la proyección, Catalina le pidió un pañuelo para secarse las lágrimas. «Mi mujer le pasó un ‘‘kleenex'' por delante de mí, pero no me atreví a preguntarle a la duquesa el motivo de su llanto», asegura Spielberg.

Esta misma semana, el matrimonio retomará su agenda de trabajo: el príncipe Guillermo regresará a la base militar de la isla de Anglesey, donde ejerce de copiloto de helicópteros, y Catalina asistirá a algunas citas benéficas como ha estado haciendo en estos últimos meses.