Hannibal Lecter del revés

La novela «El silencio de los corderos» (1988), de Thomas Harris, cambió la concepción del asesino en serie. Su personaje, el doctor Hannibal Lecter, pasó a ser el villano por antonomasia, convirtiendo a Jack el Destripador y el estrangulador de Boston en dos sociópatas sin glamour alguno. Su precedente se encuentra en Norman Bates, el esquizofrénico de «Psicosis», cuyo desdoblamiento desvela el alma torturada del enfermo freudiano con su complejo de Edipo a flor de piel. Hannibal Lecter se aleja del realismo del «asesino de la corbata», retratado magistralmente por Hitchcock en «Frenesí», y se acerca a la proyección paranoica de los nuevos «serial killlers»: Freddy Krueger y Jason Voorhees. Como ellos, su poder de fascinación reside en representar la maldad en estado puro, sin residuos psicologistas.

El tipo de irrealidad del efecto posmoderno. Aunque en Hannibal Lecter aún queda un resto de humanidad y una inteligencia genialoide que repele al tiempo que causa en el lector una desasosegante fascinación. La atracción del abismo. Este es el nuevo modelo que marcará los relatos, tanto novelísticos como cinematográficos, en los que el protagonista es un perverso asesino en serie que desafía con su sofisticada inteligencia a policías y detectives. El modelo se ha extendido por la literatura policíaca hasta crear su propio subgénero.

Falsos accidentes
De ahí bebe el monstruo creado por la escritora Reyes Calderón en su anterior novela: «El último paciente del doctor Wilson». Un ser con un trastorno de personalidad múltiple que siempre plantea una extraña relación con la jueza Lola MacHor, a quien utiliza como rehén imaginario de su desafío criminal. En cierta medida, en «La venganza del asesino par» nos encontramos ante la inversión del juego que plantea Thomas Harris en Hannibal, el caníbal. La megalomanía de este psicópata le lleva a retar a la jueza a participar en el descubrimiento de un astuto asesino en serie que amenaza su reinado criminal con falsos accidentes. Reyes Calderón metaforiza literariamente esta esquizoide situación dividiendo su apasionante novela de intriga y terror en tres partes bien diferenciadas. La primera, con la voz de la jueza, humorística, aunque atormentada por la pérdida de la persona amada. La segunda, narrada por su marido, un científico atrapado en un asunto sucio. La tercera por Iturri, el detective y alter ego de la jueza. Al cambiar el punto de vista y por consiguiente el registro de la narración, la novela se convierte en un curioso tríptico que navega entre la novela sentimental, la reflexión psiquiátrica y el thriller policíaco. El sentido del humor de la protagonista de la serie, la jueza Lola MacHor, contrasta con la seriedad de su marido, permitiendo que el inspector Iturri concluya resolviendo la intriga. El resto es suspense, el que crea con pericia Reyes Calderón.

Sobre el autor
Brillante autora de thrillers de intriga y acción protagonizados por la jueza MacHor y totalmente aditivos
Ideal para...
 abandonarse en manos de una escritora que domina la intriga con gran sentido del humor
Un defecto
La insistencia en la paridad de la jueza protagonista
Una virtud
Su capacidad para crear atmósferas inquietantes
Puntuación: 7

«La venganza del asesino par»
Reyes Calderón
Planeta
400 páginas,20,50 euros.