Valladolid

Digno es querer vivir

La Razón
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Cierto es que hay momentos en los que uno desea tirar la toalla, incluso desaparecer. Es la opción más fácil. La decisión menos trabajosa. Más aún si te diagnostican una enfermedad terminal. Pero lo verdaderamente digno es querer vivir, te pase lo que te pase. La dignidad pertenece a quienes pelean por seguir hasta el final, y nadie puede arrebatarla con juicios de valor. Sólo el deseo de luchar, de seguir adelante, de no desfallecer ante infortunios e incluso malestares (afortunadamente hoy existen fórmulas que disminuyen el dolor hasta hacerlo incluso desaparecer) confieren una vida digna. Nadie puede poner una etiqueta a la vida de nadie para consentir que se muera. Decidir no rendirse es la mejor opción tras comprender que la única derrota es el desaliento. Además, creo que el lenguaje es más importante y determinante de lo que creemos. Recuerdo un caso que conmocionó a toda España: el asesinato de tres niños en Valladolid por su cuidadora. Me gustaría aclarar que ni fue «por compasión», como algunos difundieron, ni «sufrían discapacidad», como llegué a leer. Fue una locura, y sus cuerpos funcionaban de forma diferente a la mayoría (de ahí que el nuevo concepto aceptado sea «diversidad funcional»), lo que no es sinónimo de indignidad. Lo que sí es probable que sufrieran es falta de amor. Y ése sí que es el gran obstáculo a una vida digna.