Mascotas
Los padres piden que se eche al perro del edificio
No es fácil de digerir una vivencia así. Nadie está preparado para afrontar un ataque salvaje a un hijo de seis años, y menos aún, cuando se presencia. La familia de Carmen lo está pasando mal. Desde el sábado su vida ha cobrado un tinte dramático que ha sobrepasado sus límites. Es difícil de olvidar ver a tu niña ensangrentada y en estado de shock. Porque minutos después del ataque del pitbull los padres de Carmen ni pensaron en llamar a una ambulancia. Ellos mismos cogieron el coche hacia el hospital sin saber, en ese momento, el alcance de las lesiones de la pequeña.
Una vez allí, Carmen parecía que no se enteraba de nada, no era capaz ni de llorar. Ni siquiera cuando le pusieron ocho inyecciones. Fueron momentos muy duros para sus familares. Por fin llegaron las buenas noticias de su estado de salud. Veinte puntos de sutura después, la integridad de la pequeña estaba a salvo. Al día siguiente, Carmen fue más consciente de lo ocurrido y sus dolores no la abandonaban a pesar de los calmantes y los antibióticos. «Ni siquiera se podía tumbar», recuerda su tía Mar. Ese mismo día, Raúl volvió a encontrarse con los padres de la niña. Esta vez no llevaba al perro sino todos los papeles y documentación de las vacunas del can. A pesar de que la familia no dudó en denunciar, el dueño del animal aseguró a los padres que, a partir de ese momento, tendría mucho cuidado cuando pasease al perro. «A horas intempestivas», llegó a decir. Sin embargo, Raúl no ha dudado en continuar con su rutina habitual y pasea al can a las nueve de la mañana, a las seis y media y por la noche. Unas costumbres que han sentado muy mal a la familia de la menor.
No sólo a ellos, los vecinos de la urbanización están también preocupados por la seguridad de los menores y de los adultos de la vivienda. Se da la circunstancia de que «Bosquepino» es una flamante urbanización cuyas últimas fases están todavía en construcción. La mayoría de los inquilinos son familias jóvenes con niños pequeños. De hecho, la familia de Carmen lleva apenas un mes viviendo allí.
Reencuentro
Cómo afectará este hecho a la pequeña psicológicamente no se sabe aún. En cualquier caso, una conversación con su tía estos días da una idea del alcance. Porque tanto los padres de Carmen como su tía han tenido perros y a la niña le encantaban estos animales. Pero ahora todo ha cambiado, tanto que le llegó a decir a su tía: «Yo ya no quiero perros ni gatos, prefiero un hámster». Unas palabras que Mar comprendió dada la situación. A pesar de todo esto, el principal problema de la familia ahora es que en cuanto la pequeña vuelva a su vida normal, puede encontrarse con el mismo perro que la atacó. Una situación que indigna a la familila ya que las autoridades han hecho caso omiso y nadie ha tomado ningún tipo de acción para evitar males mayores con el animal.
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