La Coruña

Honor para los valientes por J A GUNDÍN

La Razón
La RazónLa Razón

Cuando se es policía y se actúa como policía, el primer mandamiento es ayudar al que está en peligro, sin concesiones a la duda ni al cálculo aproximado. A veces es el niño atrapado en un pozo o el anciano extraviado o la mujer amenazada. Pero otras veces quien necesita auxilio es el joven atolondrado o el aventurero temerario. No importa: el policía no juzga ni examina la conducta, la ideología o la catadura de la víctima, sólo actúa con la rapidez y la pericia de que es capaz. Y a veces muere. He ahí la mayor muestra de heroísmo que cabe en un servidor público. Ayer, de madrugada, tres héroes cuya actitud nos enorgullece tanto como nos hiere su muerte, lo arriesgaron todo por salvar la de un joven estudiante. Alegres y despreocupados, los «erasmus» apuraban en la playa coruñesa del Orzán las últimas horas de la noche entre sorbos, vapores y espumas, un cóctel letal cuando acecha la mala mar y los cantos de sirena nublan el entendimiento. Dos de los estudiantes se zambulleron temerariamente en el agua y las olas se tragaron a uno de ellos. Dada la voz de alarma por sus compañeros, tres policías nacionales no lo dudaron ni un segundo y se lanzaron al rescate. No preguntaron, no juzgaron, no echaron cuentas con la suerte. Eran tres policías; hoy son tres héroes que nos reconcilian con la condición humana. Honor para los valientes.