Castilla y León

OPINIÓN: Una maestra nacida en Ávila

La Razón
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Eestos días he leído en la prensa la pequeña gran historia de Julia Resina, una maestra nacida en un pequeño pueblo abulense, Mingorría, hace sesenta y un años. De muy joven hubo de abandonar su terruño para labrarse un porvenir y ha sido, durante cuarenta años, maestra de escuela. Buena parte de su dilatada vida profesional ha transcurrido en el colegio público «Antonio Machado», de Majadahonda. Ahora se jubila y sus alumnos de ayer, hoy adultos, cuentan de ella maravillas. En estos días saldrá a la luz un libro en el que todos podremos leer sus experiencias como docente y las experiencias de quienes han tenido la suerte de ser sus alumnos. alguno de ellos, según he podido leer, lamenta que vayan quedando tan pocos maestros y que su sitio lo vengan a ocupar tantos profesores. Porque, como recuerda un alumnos de Julia, «profesor es todo el que enseña; maestro, en cambio, es aquel del que se aprende». Los libros enseñan en silencio lo que sus autores proclaman con sus vidas y un saber que no es saber vivir es un saber sin sabor. Necesitamos recobrar el gusto de aprender, el sabor de los saberes que desde niños adquirimos para ser adultos. Julia Resina, la maestra a la que sus alumnos adoran, nos va a ayudar, sin duda, con el relato de sus experiencias, a recobrar el gusto y el sabor de la vida escolar. Un niño sin interés por aprender será un adulto apático. Ahora que la letra ya no entra con sangre afortunadamente, resulta que ya no entra en absoluto y esto es lo que no puede ser. No puede ser que la libertad de la que disfrutamos los que nos hemos educado en una escuela democrática sea un estímulo para el libertinaje y la apatía. No puede ser porque ello supondría reconocer, en el fondo, que la libertad no sirve para nada.