Celtic

La excelencia

La Razón
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Los socios del Inter celebraron a lo grande la conquista de la Liga de Campeones. No recuerdo que hubiera críticas al fútbol que practicaba. Lo importante para los aficionados fue el triunfo final. El hecho de que el entrenador, Mourinho, fuera partidario de un juego amarrategui, todos vimos a Etoo jugar en el Camp Nou más como defensa que como delantero, no fue motivo para que los interistas pusieran pegas al éxito. Los seguidores lo que desean más profundamente es la victoria. Las circunstancias en que se consigue quedan marginadas. En el Madrid lo que se quiere por encima de todo es ganar. Tanto en el campeonato español como en el europeo. Hemos oído hablar de la excelencia como condición indispensable para hacer felices a los socios madridistas y no es cierto. La excelencia es deseable y hasta exigible cuando se posee una plantilla como la actual y, no obstante, el público puede perdonar el juego aunque sea ramplón si la victoria llega. Estoy seguro de que si ahora se preguntara por los títulos de campeones de hace unos años, habría pocos que pusieran peros. Seguramente no recordarían si hubo gol antirreglamentario o el árbitro dejó de señalar un penalti a favor. El juego queda olvidado casi siempre salvo grandes excepciones. Lo que se aplaude es la subida al podio. Mourinho lleva toda la temporada acongojado en cuanto el triunfo es escaso. En tales momentos requiere más potencial defensivo, como hizo en Lyon, aunque se acabara empatando, con Lass y Marcelo en el campo. Y hubo loas.