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Sálvese quien pueda por Carmen Gurruchaga

La Razón
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En la Junta de Andalucía no cabe un presunto corrupto más por metro cuadrado. Y es que un día sí y otro también aparece un nuevo caso de dinero público despilfarrado y repartido entre los amiguetes. Pero hemos llegado al punto de «patada hacia arriba y sálvese quien pueda».

El lunes pasado, en la conversación grabada a Laura Gómiz, presidenta de Invertia –perteneciente a la agencia Idea, la misma del escándalo de los EREs–, reconocía la existencia de expedientes manipulados para justificar «a posteriori» subvenciones concedidas a algunas empresas. Pero también aseguraba que todas las irregularidades cometidas se habían llevado a cabo con el permiso de los de arriba.

 Ayer, el ex director general de Trabajo, Javier Guerrero, quien según su chófer compraba cocaína con el dinero del fondo de reptiles, quiso quitarse el marrón de encima y declaró ante la juez que no actuó unilateralmente sino que recibió indicaciones del Gabinete de Presidencia de Manuel Chaves y del que fuera viceconsejero de Empleo, Agustín Barberá para repartir el dinero público arbitrariamente. «Nadie del Gobierno de la Junta puede decir que se haya hecho algo a sus espaldas», aseveró. También habló de la destrucción de «papeles comprometidos» cuando estalló el caso de los EREs fraudulentos.

Parece claro que la misión del convenio marco creado por la Junta en 2001 fue hecho para anular cualquier procedimiento reglado en el sistema de ayudas y que el PSOE ha usado a su antojo el dinero de los parados en Andalucía. Esto supone en sí mismo un escándalo de primera magnitud que produce repugnancia en un país en el que el desempleo es el problema más grave y en el que más de cinco millones de personas lo sufren en primera persona.