CiU apuesta por trocear la votación del pacto fiscal para sumar apoyos

 BARCELONA– Como argumento para justificar los recortes, el gobierno de Artur Mas consiguió ayer, una vez más, colocar la reivindicación del pacto fiscal en el centro del debate político. Mientras en el hemiciclo se votaban las propuestas de resolución del pleno que abordaba el tercer plan de ajustes, en los pasillos del Parlament de Cataluña, el tema del día era en qué punto está la negociación sobre el pacto fiscal. La última noticia es que CiU plantea votar por partes su propuesta de financiación autonómica para sumar al PSC y obtener la abstención del PP, un gesto que facilitaría el debate con el Gobierno de Mariano Rajoy.

A una semana de la cumbre de líderes políticos que Mas ha convocado para obtener el máximo consenso en torno al pacto fiscal antes del pleno del 25 de julio –en el que ha de votarse la propuesta definitiva–, la negociación parecía muerta. Aunque más bien le pasaba como a Blancanieves, que estaba dormida y para despertarse necesitaba el beso de un príncipe.

CiU intentó hacer de príncipe para reavivarla con una ronda de contactos con todos los partidos que empezó el 14 de junio con un encuentro con ERC y acabará hoy con los grupos minoritarios de Solidaritat y Ciutadans, y el diputado Joan Laporta. Entre medio, el equipo nacionalista, formado por el portavoz del Govern, Francesc Homs; el portavoz de CiU en el Parlament, Jordi Turull; y el portavoz adjunto, Ramon Espadaler, el día 20 de junio se reunió con ICV; el 27, con el PP; y, un día después, con el PSC.

Una propuesta que CiU ha puesto sobre todas las mesas de negociación sería votar por puntos el pacto fiscal. Según fuentes de ERC, una fórmula podría ser dividir la propuesta en tres partes: una que recoja las conclusiones de la comisión del pacto fiscal, que aprobaron CiU, ERC e ICV el pasado otoño; otra que inste a la Generalitat a negociar con el Gobierno en base al déficit fiscal catalán, y una tercera, a la que se podría sumar el PSC, que dibuje las «líneas maestras» del acuerdo, que incluiría el pacto social que demanda la izquierda.

Divergencias
Mientras fuentes del PSC lamentan que CiU «no ha movido ni una coma de su discurso inicial y radical», ERC teme que este tercer punto da pie a «diluir» la propuesta de pacto fiscal para ganar consenso. Aunque el PSC advierte un cambio de actitud en CiU, en el sentido de que está abierto a negociar, siguen discrepando en quién tiene la llave de la caja. CiU no renuncia a una hacienda propia y el PSC defiende un consorcio con el Estado.

El Govern y el PP decidirán antes de final de año el futuro del euro por receta
El futuro del euro por receta se decidirá en los próximos meses. Con tal de sumar a CiU, el PP rebajó su propuesta de resolución en la que planteaba suprimir el euro por receta por un texto que plantea «valorar la continuidad» de la tasa sobre los medicamentos. A cambio de suavizar su propuesta inicial el PP ha conseguido el compromiso de CiU para analizar si vale la pena mantener, de cara a los presupuestos de 2013, el euro por receta, después de que el Gobierno de Mariano Rajoy haya estrenado el copago sanitario y la exclusión de 426 medicamentos del sistema de financiación público. El PP sopesa que la tasa desaparecerá después de que el Govern compruebe que con el euro por receta ahorra 50 millones y con el copago de Rajoy 240 millones. La jugada del PP evitó un frente común de la oposición en el Parlament contra esta tasa.

La oposición regaña a Mas
Artur Mas evitó ayer que la oposición en bloque le reclamara la supresión del euro por receta, pero no se salvó de que le recriminara que eludiera de forma poco elegante el debate de los recortes. El primer día de pleno, Mas se tomó sus 40 minutos para defender que el tercer plan de ajuste es «imprescindible para evitar el colapso total», pero no respondió a las intervenciones del resto de grupos parlamentarios. La oposición reprochó a Mas su actitud a través de una declaración conjunta. El pleno también aprobó una resolución de ERC que exige dejar sin efecto la retirada de la merienda de los presos y el cierre de los centros de reinserción juvenil.