Valencia
Amores perros: los pitbull enseñan los dientes
Muerden y matan. Son agresivos, feroces, mortales. ¿Quiénes son sus dueños? ¿Qué hacer con los animales peligrosos?
«No pasa nada, no pasa nada», dice Virginia, como repiten habitualmente todos los dueños de perros. Roque se acerca sin un ruido y con ese hocico de los pitbull, tan hosco. Los que temen a los perros se vuelven desconfiados cuando alguien dice que no pasa nada, mientras el animal inspecciona a su alrededor. El miedo y las últimas noticias provocan que esas palabras estén vacías de significado: seguro que no pasaría nada si el perro estuviese lejos. Pero Roque se sigue acercando, con más miedo él que el extraño, mira y pasa de largo, porque a él le preocupan otras cosas, como corretear en el jardín. Cuando Virginia Onrubia, de la asociación A. D. A Sierra Norte Perrikus, le pide jugar, Roque comienza a dar saltos, como si hubiese llegado a una fiesta sorpresa, le ofrece las patas, le chupa toda la cara con la lengua y su pinta agresiva, la leyenda de los «pitbull», se deshace ante la ternura de un perro inofensivo que quiere divertirse. No ha podido hacerlo muchas veces en su vida. Roque tiene cerca de la oreja unas marcas rojas, que también aparecen por el lomo. Son quemaduras que le provocaron con un soplete para enfurecerle y convertirlo en un perro agresivo, en un perro para la pelea. En un buen negocio.Roque, demasiado tierno, se salvó, se ha socializado o está en ello, que aún le asusta lo desconocido y no se atreve a ir muy lejos si no está Virginia cerca. Pero su agresividad es nula y no parece un perro potencialmente peligroso. Nada indica que un día vaya a estallar. «No es que sean más agresivos que otras razas, lo que sucede es que estos perros tienen mayor capacidad de causar lesiones que otros. Por su mandíbula y por su forma de morder. Otros perros muerden y sueltan. Éstos muerden y se quedan agarrados», explica Mercedes Perote, jefa del área de protección animal en la Comunidad de Madrid. «En realidad –continúa–, cualquier animal que pese más de 20 kilos puede ser considerado como potencialmente peligroso por su capacidad para hacer daño».
Peligro en potenciaEn las últimas semanas, varios niños han sufrido cómo esa potencia se convertía en acto. Una madre con su hijo en brazos fue atacada por su perro en su casa en Tenerife y el niño murió. Muchos dueños han decidido devolver los perros de esta raza porque tienen miedo de que reaccionen igual y el debate sobre si todo el mundo está preparado para tener en casa un perro así no tiene fin. Para poseer una mascota de esas características no se pueden tener antecedentes penales y se debe superar un test psicotécnico en los mismos centros médicos que para el carné de conducir. Preguntan si tomas pastillas para dormir o sustancias ilegales, si has estado en tratamiento pisquiátrico, si tienes algún trastorno mental o de conducta o si has sufrido algún episodio de amnesia últimamente. Son unas preguntas con las que se quiere medir la agresividad del dueño y también su forma física: comprobar si puede con el perro. Pero no es un test especialmente preciso, no existe un modelo tipo y, al final, casi todo el mundo puede llevarse a su casa un animal peligroso, sin que, en ocasiones, se tenga mucha idea del tipo de animal que está metiendo en casa. «La elección del perro muchas veces tiene que ver con la tipología y el carácter del dueño –dice Carlos Rodríguez, veterinario y director del programa de Onda Cero «Como el perro y el gato»–. Para mucha gente un perro de este tipo, potencialmente peligroso, es un síntoma de poder, un refuerzo de carácter. También están a los que les gusta por su morfología». En algunos vídeos de internet se puede ver cómo se educan para la defensa y ataque. Es como si estuvieran poseídos. También hay dueños a los que les gusta el perro porque sí, porque los gustos son innatos y no buscan ni la agresividad ni reforzar su autoestima. Mariano Peinado dirige la Federación Internacional del American PitBull Terrier en Tres Cantos. «Sé que no te voy a convencer», dice. Está cansado de defender a los pitbull frente a la repetición de noticias en las que son protagonistas de ataques indiscriminados: «Mira las estadísticas, en España hay una media de ocho ataques diarios. Pero los medios de comunicación sólo os hacéis eco de los ataques de pitbull». En su página web se puede ver cómo se preparan competiciones con perros de esa raza. Disputan maratones y también unos Juegos Olímpicos. No tienen más problemas, no creen que los pitbull, sus perros, sean agresivos por naturaleza. La culpa, repite, es de los dueños.
Tenencia responsable«Yo recomiendo la tenencia responsable –asegura Mercedes Perote–. Tienes que saber qué es lo que buscas: si compañía o un perro para jugar con él mientras estás con el niño. Para juegos sin riesgo, un perro de éstos no es lo ideal. Cuando se adopta una mascota hay que sopesar las ventajas y los inconvenientes que eso conlleva. Hay que ser responsable».Y educarlos. Los pitbull son perros de presa, puede que creados para la pelea y los obligamos a vivir en sociedad. Los buenos criadores sólo eligen las camadas de perros que no son agresivos. Ángel Baínes educa perros en «Canem adiestramiento», en Zaragoza, y cuenta el trabajo que lleva eliminar la agresividad. Desde pequeños hay que educarlos para que aprendan a relacionarse con otros perros, con personas y también en el ambiente en el que van a vivir. «Si algo les provoca estrés, como el ruido del entorno, o incluso de los coches, ellos van a lo más interior suyo, a su defensa, morder». Después, hay que conseguir una «boca blanca», que al morder no ejerza presión. Al final, es la boca lo que pierde a perros como los pitbull. Aprietan y desgarran. Evitar ese comportamiento es, quizá, lo más complicado. Tiene que sentir que es castigado cuando muerde con fuerza. Un castigo que nunca es físico: dejar de jugar con él, por ejemplo, es un modo de hacérselo pasar mal.Nada de esto sirve si, al final, los dueños no tienen el control sobre el perro. Es importante que el perro sepa que el amo manda y tampoco se puede tratar a un perro como una persona, porque, en fin, no lo es. «A veces –dice Ángel– creemos que le damos cariño y lo que estamos haciendo es darle el poder de la casa». Cuando un perro se convierte en dominante, el domicilio es su territorio y quien entra, aunque sea el dueño, se está metiendo en su propiedad. Cuando los dueños llegan a su casa se encuentran con su perro en el pasillo, que los mira de frente y les gruñe. Tienen que abrir la puerta, sigilosamente y sin mirarle, para no provocar su desconfianza. Ese sentido de propiedad también se produce cuando llega un niño a casa y acapara la atención y el cuidado que antes iba para él. La cuestión, al final, es si los dueños son conscientes del trabajo que supone educar a un perro, si les apetece hacerlo, si saben qué tienen entre manos cuando adoptan un animal potencialmente peligroso. A veces, no es suficiente con que el can lleve el chip de identificación, haber acreditado que se ha pagado el seguro o llevarlo con un bozal y una correa no extensible cuando se pasea por la calle. Hay que tener conciencia de «no dejarlo a solas con el niño. Ni uno de estos, ni cualquiera», dice Virginia.Puede ser cuestión de ser consciente de que hay un niño o de ser consciente, a secas. Porque un perro potencialmente peligroso, además de compañero, mascota o juguete, es un negocio. Las peleas de perros son tan ilegales como lucrativas: los pitbull son buenos animales para hacer dinero y ganar las batallas a muerte. Merece la pena quemar a Roque con un soplete. Nuria, de la perrera «La Guarida», en Córdoba, está desesperada y cansada de recoger perros abandonados. Como ya no sirven para pelear, no valen para nada. Con el motor encendido y el pie en el acelerador, ella y una compañera van por los barrios donde todo el mundo conoce que se organizan peleas de perros, para recogerlos sin que se den cuenta y tratar de recuperarlos. Se ha encontrado animales sin orejas, casi siempre muertos de hambre. Peor es el destino de los que no encuentran: han desaparecido al ser utilizados como «sparring» o comida para los ganadores. Esos pitbull no cumplen ninguna medida de seguridad y se encierran en bodegas. «Se sabe dónde, quién, cuánto dinero, se sabe todo de las apuestas en la peleas de perros, pero la gran tristeza es que al no existir una ley de protección animal no se puede hacer nada», cuenta Carlos Rodríguez. Las peleas se preparan en naves y alrededor de ellas se montan varios círculos de seguridad, que avisan si llega algún extraño o la Policía. Cuando aparece, la escapatoria más simple es sacar a pasear al perro y decir que se ha herido sin querer. O incluso negar que ese perro sea suyo.
Vida de perrosUn animal que ha vivido esa vida salvaje necesita adiestramiento y psicología. A eso se dedica Pablo Hernández, que tiene una clínica de etología veterinaria, en el centro de Madrid. Suenan carcajadas cuando se le llama psicólogo de perros, pero su trabajo consiste en ayudar a cambiar las conducta de los animales. Algunas veces no hay solución, el perro está tan mal educado, es tan agresivo que no queda más remedio que sacrificarlo. Otras, se tarda un mes o más tiempo y «nunca se elimina la agresividad, tú enseñas los principios para controlarla, pero es imposible acabar con ella. Son como enfermedades crónicas», dice Pablo Hernández. Las pautas tienen que utilizarse durante toda la vida para que el animal no vuelva a ser agresivo. Para que sea como Roque, que acompaña hasta la puerta, sin atreverse a salir porque fuera están los otros, y son el infierno. Y él, esta vez, de verdad, seguro que no hace nada.
Nueve ataques en 2010Los perros potencialmente peligrosos son los que pertenecen o son cruces de las siguientes razas: Akita Inu, American Staffordshire terrier, Dogo argentino, Fila brasileiro, Pitbull terrier, Rottwelier, Staffordshire bull terrier y Tosa Inu. También son los que pesan más de 20 kilos y los que hayan protagonizado agresiones a otras personas o animales.En España, en 2010 ya se han registrado nueve ataques de perros potencialmente peligrosos, que han producido siete heridos y dos muertes de dos niños pequeños. No es la primera vez que se dan varios casos seguidos de niños atacados por perros.La ley estatal de 1999 rige sobre la tenencia de perros potencialmente peligrosos. Y en el decreto de 2002 se desarrolló. Después, las diferentes comunidades autónomas legislan sobre esta raza de perros. Andalucía, País Vasco o Valencia tienen diferentes leyes.En Madrid existe un registro donde tienen que inscribirse. Además, se obliga a que los perros tengan chip con los que se les pueda identificar, a que estén vacunados y que no presenten trastornos mentales visibles. Cuando vivan en fincas, los perros tienen que estar atados, o bien en un habitáculo con la superficie, altura y cerramiento adecuado para el perro.
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