Zaragoza

Google «di fama»

La Razón
La RazónLa Razón

Leo en LA RAZÓN Digital que un pobre tipo rompió con su novia y ésta se lo tomó francamente mal. La chica, experta en «posicionamientos» en Google, logró mediante unos golpes de ratón que el nombre y la fotografía de su ex «boyfriend» apareciese en los primeros puestos de las búsquedas de Google relacionadas con palabras clave como «engaño, pobreza» y términos sexuales vejatorios. Utilizó una herramienta denominada «Meme generator» y la fotografía del antiguo enamorado se asoció automáticamente a insultos y textos difamatorios variaditos.

Los «posicionadores» de buscadores (o sea, de Google, pues no queda otro) llevan años perfeccionando sus métodos, su software, para conseguir que ciertos productos aparezcan en los primeros puestos de las búsquedas que los usuarios realizamos en la web, aumentando así los contactos comerciales y las ventas del cliente que solicite sus servicios. Si una empresa de transportes contrata la asistencia de posicionadores, se asegura de que cuando introduzcamos en Google la palabra «transporte» su nombre esté en los primeros puestos, con lo que tendrá más posibilidades de conseguir clientes. Antiguamente, para buscar una empresa, mirábamos las Páginas Amarillas, que las muestra por orden alfabético. Hoy, los posicionadores manipulan esa «guía virtual» que es Internet y nos ofrecen en primer lugar el nombre de quien más paga.

Así, la publicidad en Internet se vuelve cada día más eficaz. Si usted escribe un e-mail a su primo de Zaragoza, el servidor de correo electrónico, aparentemente «gratuito», le propondrá (mientras usted aún está escribiendo el mensaje) «Hoteles en Zaragoza, coches de alquiler en Zaragoza, restaurantes en Zaragoza…». Ha «espiado» las palabras clave de la carta a su primo –un asunto «privado», por cierto– y le ofrece enlaces publicitarios relacionados con ellas. ¡El famoso «altruismo» de Internet, ese depredador global!

En un mundo revuelto y confuso como el nuestro, donde la variedad de ofertas es tan grande que resulta angustiosa, un motor de búsqueda como Google –monopolio absoluto entre los buscadores– se está convirtiendo rápidamente en el amo de la Tierra. Excepto países como China (y miren por qué razones), nadie le planta cara al gigante. Google es, quizás, la multinacional más poderosa.

La novia despechada que cubrió de oprobio al pobre desgraciado que un día amó, es sólo un ejemplo de cómo Google puede ser, y es, utilizado como arma de destrucción personal, de mentira y de manipulación. Los posicionadores trabajan para marcas comerciales; pero también, verbigracia, por intereses políticos. Pueden orientar, denigrar, crean opinión… Cualquier persona famosa, conocida, o absolutamente anónima, es susceptible de recibir, y recibe habitualmente, su buena ración de desprestigio, de ultrajes, de burlas y de vileza cuando su nombre es introducido en Google. Indignidades que permanecen ahí, en ese limbo electrónico, para toda la eternidad si los interesados no toman medidas jurídicas o apelan directamente a Google y su «magnanimidad» todopoderosa.

Google es insuperable como recogedor en el estercolero de la web. Si bien, algún día, alguien de entre los cientos de millones de damnificados por esa «anónima» violencia que engendra Google puede hartarse y pedir responsabilidades legales... a Google.