Londres

Los miserables por Julián Redondo

La Razón
La RazónLa Razón

Aquellos novillos adolescentes en matemáticas degeneraron en ese estado de ansiedad que me produce un sudoku. Una vez empecé uno y capitulé cuando el grado de crispación amenazaba mi frágil equilibrio mental. Ni uno más. Pablo Carrera se relaja con este pasatiempo y la serenidad le impulsa a escalar cimas sólo aptas para dioses griegos. La madurez del tirador –lo suyo es la pistola– coincide con el decenio que va de los 30 a los 40 años. Él sólo tiene 26, y un diploma olímpico. Vinokourov, ciclista, cumplirá en septiembre 39, es el sucesor de Samuel Sánchez. Y, como Vidocq, podría haber inspirado a Victor Hugo «Los miserables». El kazajo purgó por una autotransfusión y cumplió dos años de castigo; también le han acusado de comprar la Lieja-Bastoña-Lieja a Kolobnev por 100.000 euros. Vidocq, perdón, «Vino», ya en el ocaso, se ha redimido en Londres y ha entrado en el Olimpo, ese firmamento abstracto donde ni siquiera Phelps tiene la presea asegurada.