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Sordera y vileza por Alfonso Merlos

La Razón
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Amamantados, desquiciados, y ahora desalmados. La especialísimamente inoportuna convocatoria para la agitación y la propaganda del 11-M revela dos hechos tan descarnados como demoledores sobre la razón y la ética de nuestros irresponsables sindicatos.

El primero, que van cuesta abajo y sin frenos, intentando sacudir las conciencias a un ritmo inversamente proporcional al que aplicaron en tiempos de Zapatero, entonces para anestesiar y adormecer al personal. El segundo, que el «todo vale» va a imperar definitivamente, por si alguien lo dudaba, en la estrategia de salvaje desgaste a aplicar contra Rajoy y su Gobierno.

Con la mano en el corazón, y con la cabeza fría, ¿qué se puede esperar ya de quienes, corrompidos en sus gestiones y desacreditados en sus argumentos, dan un salto adelante afrentando la memoria de quienes cayeron por la causa de España y de la libertad?
Es difícil encontrar más villanía y más ruindad en el comportamiento de los que se disponen a mancillar, autistas y sordos, una de las fechas más intocables, más sagradas, más inviolables para la historia de una nación; un hito en el que desde hace ya ocho años esa nación y sus vástagos no conocen sino el lenguaje del tributo, del dolor y de la rabia.
El 11-M habrá sin duda una minoría vociferante que se entregará de forma indecorosa y deshonrosa a la vieja lucha de clases. Pero habrá una España cívica y decente que dará la espalda a infames y patéticas algaradas. Seremos millones los que arroparemos a las víctimas del terrorismo, porque a ellas les debemos lo que jamás podremos pagarles.