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«Las aventuras de Hergè» un cómic sobre los claroscuros del padre de Tintín

Cuando las biografías en cómic son ya un género por sí mismas era inevitable que a algún astuto se le ocurriera acercarse a la vida de Georges Remi, más conocido como Hergè, el polémico padre de Tintín, cuya vida, llena de claroscuros, traslada a viñetas el trío Bocquet, Fromental y Stanislas.

Abordar la trayectoria de una figura como la del belga Remi (1907-1983) no se antoja fácil, primero porque es un autor extremadamente popular, cuyas filias y fobias son conocidas por muchos de los seguidores del reportero del ingrávido tupé: sus inicios en una revista ultracatólica, su colaboracionismo -o al menos poco distanciamiento- de los nazis que ocuparon su país.

Pero además, estaba el reto del estilo: ¿qué camino visual elegir para explicar la vida del autor de uno de los personajes con una iconografía más reconocible de la historia del cómic?

Por ello, en sus 72 páginas, "Las aventuras de Hergè"(Norma Editorial) no se aleja mucho de la línea clara -verdadera carta de presentación de las historias de Tintín y Milú- y mantiene cierta sintonía con el tratamiento de la "luz"que utilizó el pionero dibujante belga, aunque sin pretender emular su gama de colores, ni la estructura narrativa.

Esta biografía no autorizada, aparecida originalmente con motivo de los 90 años del nacimiento de Hergè, se ha publicado esta semana en castellano aprovechando el tirón de "Las aventuras de Tintín; el secreto del Unicornio"la película del tándem Steven Spielberg-Peter Jackson.

Con guión de Jean-Luc Fromental ("365 pingüinos", "Casi todo") y Jose-Louis Bocquet ("Kiki de Montparnasse") y los dibujos de Stanislas Bartheles, creador de "Victor Levallois", el viajero al que muchos entroncan también con Tintín, el álbum repasa las casi ocho décadas de vida del dibujante, sin evitar algunos de los aspectos menos claros de su vida, como que nunca supo quién fue su abuelo paterno, posiblemente un aristócrata.

Si hay que buscar los orígenes de los bombachos de Tintín, podrían estar en los boy scouts, con los que Hergè estuvo vinculado y que le pusieron en contacto con grupos conservadores que le abrieron la puerta, primero como fotógrafo y luego como dibujante, al diario "Le XXe Siècle"y su suplemento infantil "Le Petit Vingtième", donde vio la luz el personaje que marcaría su vida.

El álbum muestra que el éxito de Hergè con Tintín fue inmediato, aunque fuera utilizado como instrumento de propaganda anticomunista en su visita "al país de los soviets"y más tarde del modelo colonial belga en sus aventuras por el Congo.

Tampoco obvia el paso del dibujante por la cárcel tras el fin de la Segunda Guerra Mundial acusado de connivencia por haber publicado sus dibujos en la prensa colaboracionista o que posteriormente estuviera un tiempo sin poder trabajar al no disponer del "certificado de civismo"precisamente por ese pasado.

Mujeriego, con "amigos"poco recomendables desde una perspectiva histórica actual, como Leopoldo III, Hergè fue también un trabajador meticuloso, capaz de embarcarse durante una semana en un buque mercante para inspirarse en su "Stock de coque", pero celoso de la paternidad de su personaje estrella. "Tintín es Hergè"afirmaba cuando algunos de sus colaboradores reclamaban mayor reconocimiento.

La biografía se acerca a momentos menos conocidos como su frustración por no poder triunfar como pintor -"Es con tinta con lo que dejará su huella en este siglo", le dijo un galerista ante uno de sus cuadros-.

También narra el encuentro fugaz con el maestro del pop art Andy Warhol en los setenta, cuando Tintín era acusado de reaccionario, fascista y defensor del colonialismo, calificativos que irritaban a su creador que intentó "normalizarlo"en sus últimas entregas.

Los autores ofrecen homenajes nada velados a la serie de Tintín. Viñetas prácticamente calcadas de los títulos más conocidos como el espectáculo del vidente en "Las siete bolas de cristal", la visión de una araña en el telescopio en "La estrella misteriosa"o que su padre tuviera un hermano gemelo que, al parecer, solía decir: "Y aún diría más", como los entrañables Hernández y Fernández.

Para los amantes del "metalenguaje", una escena: la visita que Hergè hace a los estudios donde se está rodando "El toisón de oro"junto a los actores que encarnan al Capitán Haddock y al propio Tintín, y una actriz secundaria que al saber que no tendrá el papel de Bianca Castafiore castiga a los presentes arrancándose a cantar: "Ah, me río de verme tan bella en este espejo...".