La Iglesia ayuda a un 32% más de necesitados

Y en 2009, año en que se consolidó la crisis económica en nuestro país, la Iglesia vio crecer un 32% la cantidad de gente que acudía a sus servicios asistenciales. Las cifras son impresionantes, pero detrás del esfuerzo solidario de la Iglesia hay una concepción práctica: lo espiritual beneficia a la sociedad. «Gracias a que un cura de 80 años confiesa a un joven de 25, habrá quizá un voluntario para Cáritas», explica Barriocanal. «Todo va unido: cuando yo cada año doy cursillos a novios, ayudo a construir un mayor compromiso social; si en catequesis enseño honestidad, esfuerzo y fidelidad, construyo sociedad, y en Estados Unidos ya hay estudios que lo demuestran», afirma el economista. Por eso, afirma, anunciar a Cristo resucitado es un paso previo a «ver a Cristo en el necesitado y atenderlo». En un país con 4.500 suicidios anuales y un aumento del 30% en el uso de antidepresivos en apenas 5 años (son datos publicados este mismo mes), Barriocanal valora que «la Iglesia ofrece esperanza, porque aunque estés en el paro, o aunque tu hijo tenga síndrome de Down, es posible ser feliz».

En lo que respecta al mantenimiento de la Iglesia, la austeridad se está imponiendo junto con la transparencia. «Ya casi todas las parroquias publican sus cuentas, y hay diócesis que incluso contratan auditorías», explica. En 2009, disminuyó un12% lo recibido en colectas ordinarias en las parroquias (no así en las colectas especiales para Cáritas o misiones), pero más gente marcó la «equis» de la declaración de la renta, que supone un 24% de la financiación básica de las 69 diócesis españolas, que destinaron 50 millones de euros a construir nuevas parroquias en barrios en crecimiento y 63,7 millones a rehabilitar edificios antiguos, incluyendo zonas rurales donde a menudo el sacerdote y la parroquia es el único servicio con el que cuenta una población envejecida. En cuanto a las campañas publicitarias sobre el sostenimiento de la Iglesia, Barriocanal lo tiene claro: «Es llamativo que aún haya un tercio de contribuyentes que no marcan ninguna casilla, pese a que no les cuesta nada. En el último ejercicio, con la crisis, temíamos perder 15 millones de euros, la campaña nos costó 3 millones, y al final la pérdida fue sólo de 3 millones. Además, mucha gente nos dice: "sólo nos llegan las noticias negativas", así que creemos que informar sobre lo que hace la Iglesia es necesario», asegura.