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La Razón
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Han hecho falta seis manifestaciones y otras tantas concentraciones, que se insultara y zarandeara a la hija del presidente, que se agrediera a dos senadores y un alto dirigente del PP y, finalmente, le partieran la cara al consejero de Cultura, en el atentado más grave ocurrido en la Región, para que el delegado del Gobierno y la Fiscalía se pusieran manos a la obra en lo tocante a sus responsabilidades. Ayer la propia Abogacía del Estado recurría la petición del Gobierno murciano para que se cambiara el itinerario de la manifestación del próximo martes. Entre tanto, parece ser que se han dado instrucciones para desactivar el seguimiento personalizado de cada uno de los miembros del Gobierno, que no se lancen huevos en los próximos días, al tiempo que Valcárcel convocaba a los sindicatos para restablecer el diálogo social. Queda pendiente el cambio de itinerario de las manifestaciones, pero a ello se oponen tanto el delegado del Gobierno como los principales dirigentes sindicales. ¿Se imaginan que todo esto hubiera sucedido al revés, es decir, qué los agredidos, acosados, insultados y dejados hubiesen sido los miembros de un gobierno socialista? Pues no, es imposible, porque de haber sido así ese gobierno habría detenido el primer día a todos los autores de estas algaradas. Por eso hay dejación de funciones, porque no hicieron nada para prevenir el deterioro social. Esperemos que después de la inseguridad que provoca todo esto se adopten las medidas que desde hace un mes estamos esperando, para evitar que el miedo se apodere de nuestras conciencias y las víctimas tengan que ser protegidas cuando acuden a los juzgados a declarar.