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Gianrico Carofiglio: «Lo peor de la mafia es su vulgaridad»

Con firma propia. Profesión: magistrado y escritor. Ahora es también senador de la oposición. Nació: en 1961, en Bari (Italia). Por qué está aquí: presenta su libro «Las perfecciones provisionales». (La Esfera de los Libros). Es novela negra filosófica
Con firma propia. Profesión: magistrado y escritor. Ahora es también senador de la oposición. Nació: en 1961, en Bari (Italia). Por qué está aquí: presenta su libro «Las perfecciones provisionales». (La Esfera de los Libros). Es novela negra filosóficalarazon

–«Las perfecciones provisionales». ¿Y qué me dice de las imperfecciones?
–Son más duraderas. Lo sé porque tengo muchas.

–Ha vendido millones de ejemplares de sus obras. ¿Éxito provisional?
–Espero que no. El éxito me gusta mucho, es como un buen vino, como un gran viaje.

–Usted es magistrado y fiscal. Aquí se tiene la idea de que la justicia es bastante imperfecta...
–Es naturalmente imperfecta. Sólo podemos aspirar a una idea de perfección que no alcanzaremos nunca. Como la verdad.

–Ha sido procurador antimafia en Bari. ¿Lo peor de la mafia?
–La vulgaridad.

–Pero nos fascina sobremanera: se escriben libros, se hacen películas...
–Es la fascinación que sentimos por el mal y el poder. Los mafiosos parecen refinados, pero cuando los conoces ves que son vulgares.

–¿Cree que las mafias llegarán a sustituir a los gobiernos? En algunos países tienen más poder y dinero que el Estado...
–Lo sé, pero no es ésa su estrategia. Penetran en el poder, pero no lo toman.

–Por cierto, ¿la clase política tiene algo de mafiosa?
–En Italia hay aproximaciones peligrosas. Hay parlamentarios que han sido procesados por ello.

–Felipe González ha declarado que pudo volar la cúpula de ETA y no lo hizo, y aún duda de si actuó bien o mal...
–Hizo bien en no hacerlo, y ha hecho mal en decirlo ahora.

–¿Usted hubiera dado la orden de matar a los etarras?
–No. En Italia tuvimos un terrorismo duro y lo derrotamos con el Estado de Derecho. Si empleas métodos ilegales no eres distinto de ellos.

–Los magistrados tienden a creerse dioses. ¿Los escritores también?
–Corren ese riesgo ambos. La defensa es reírse de uno mismo.

–¿Es más feliz como escritor que como fiscal?
–Sí. Un fiscal no puede ser feliz nunca. Si haces bien tu trabajo, envías a la cárcel muchos años a mucha gente. Eso impide ser feliz.

–¿Qué delito perdona con más facilidad?
–Timar a un rico.

–Dice que la realidad es escandalosa. ¿Qué parte le escandaliza más?
–Trata a las personas como objetos. Me escandaliza el poder.

–¿Le gustaría sentar en el banquillo a Berlusconi?
–No sería un placer especial. Lo será cuando lo envíen a una de sus casas.

–Seguro que él organiza una fiesta mejor que la suya...