Crisis del PSOE

Los 90 días «horribilis» del candidato

Ayer se cumplieron 90 días desde que Zapatero designara a Rubalcaba su sucesor. Tres meses en los que cada paso del candidato genera un revuelo o una desbandada en las filas del PSOE. Las elecciones primarias, la política de impuestos, la restauración de los 120 km/h, la supresión de las diputaciones provinciales, la reciente renuncia de la vieja guardia felipista a ir en las listas del Congreso y ahora la reforma de la Constitución son algunos de los «empujones Rubalcaba» para que sus compañeros se movilicen dentro del partido.

 
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«Os voy a pedir austeridad en vuestros comportamientos públicos y privados», fue su petición a los militantes durante su primer acto como candidato oficial del PSOE. Quizá las miradas de adoración que se proyectaban en el montaje del vídeo de campaña evidenciaban, para el candidato a la presidencia, respaldo.

Su calvario comenzó en el momento de su designación. El que durante el proceso socialista de primarias para elegir al sustituto de Zapatero, Rubalcaba contara con el apoyo de toda la cúpula supuso que varios militantes de a pie salieran en tromba contra el sistema y se presentaran también. «Criticamos el dedazo de Aznar y ahora hacemos lo mismo. Rubalcaba no podría compararse con ningún filósofo porque éstos son amantes de la verdad», se quejó a LA RAZÓN uno de los aspirantes, José Carlos Carmona, militante desde que Felipe González llegó al poder.

En poco más de un mes, desde su candidatura oficial, las propuestas fuertes de Rubalcaba no sólo han corrido el riesgo de no ser aceptadas por la sociedad, sino por los propios miembros del partido. Primero atacó a la banca abogando por corregir vía impuestos los salarios «excesivos» de sus directivos. Explicó que el reparto de bonos entre los ejecutivos «es un exceso difícil de justificar cuando los españoles lo pasan muy mal». Varias voces, entre ellas la de Elena Salgado, criticaron la medida. La vicepresidenta económica le replicó a Rubalcaba que era «poco razonable» gravar en el corto plazo a las grandes rentas del sector bancario o de cualquier otro.

Ministros contra candidato
En segundo lugar, tras la polémica y, para muchos, injustificable medida del Gobierno de reducir a 110 km/h la velocidad máxima permitida –con el razonamiento de ahorrar en gasolina debido al encarecimiento del petróleo por la crisis política de los países suministradores-, Rubalcaba, siendo todavía ministro de Interior, abogó por volver al límite de 120 km/h. Las rotundas posturas opuestas de ministros como Miguel Sebastián, Cristina Garmendia e incluso, Elena Salgado, fueron tan sonadas que José Blanco tuvo que salir al paso: «Al Consejo de Ministros no vamos a decir amén. Es normal que cada uno exprese su opinión».

La decisión italiana de unir municipios con una población inferior a los 1.000 habitantes llevó al candidato al siguiente «charco». Rubalcaba propuso suprimir las diputaciones provinciales para ahorrar gastos, sin una alternativa que compensara la asistencia técnica, social y jurídica de estas corporaciones a los pequeños municipios. Un gran número de diputados socialistas salieron en contra de la norma. El presidente de Andalucía, José Antonio Griñán, argumentó que «son buenos instrumentos de aprovisionamiento de servicios a municipios que de otra manera no los tendrían», y criticó al candidato a las generales por haber abordado el tema al margen del partido.

El siguiente problema le llegó con la elaboración de su lista. Hasta ahora, José Bono, Elena Salgado, Alfonso Guerra y Manuel Chaves, vieja guardia felipista, han renunciado a ir con él en las generales. Esta «desbandada» socialista provocó que el pasado viernes #noquieroirenlaslistasdelPSOE fuera el tema más ridiculizado en Twitter.

Pero aún le quedaba un último dolor de cabeza, porque apoyar una reforma constitucional de la que uno se ha mofado asegura críticas. Rubalcaba tuvo que tragar con las chanzas que el pasado año le dedicó al PP por proponer una renovación de la Carta Magna para limitar el techo de déficit, medida que la semana pasada presentó Zapatero en el Congreso y que tuvo que apoyar sin que el presidente contara con él en la negociación. Hoy, para cerrar su trimestre «horribilis», tendrá que explicar y convencer a sus compañeros de esa propuesta que un día despreció y ridiculizó y que la semana pasada le dejó fuera de juego. Y por delante le queda otro trimestre...


El programa, contra los ricos
El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, avanzó ayer que el candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, incluirá una «subida de los impuestos a los ricos» en su programa electoral para los comicios del 20 de noviembre. El número dos socialista retó de paso al PP a contemplar también esta subida entre sus propuestas electorales, después de que el popular González Pons recomendara a las rentas altas contribuir a paliar la crisis.