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Miguel Ángel Hernández-Navarro: «Los límites éticos del arte deben ser los mismos que los de la vida»

Miguel Ángel Hernández-Navarro: «Los límites éticos del arte deben ser los mismos que los de la vida»
Miguel Ángel Hernández-Navarro: «Los límites éticos del arte deben ser los mismos que los de la vida»larazon

MURCIA-¿Cuál es la línea que separa el arte y la vida? ¿Está legitimado el artista para ir más allá de la ética? ¿Cómo debemos posicionarnos ante la injusticia y el dolor de los demás? Éstas son tan solo algunas de las preguntas que Miguel Ángel Hernández-Navarro (Murcia, 1977) lanza al lector en «Intento de escapada», la novela con la que ha quedado finalista de la XXX edición del prestigioso Premio Herralde de novela, convocado por la editorial Anagrama. Tal y como desvela a LA RAZÓN, se trata de su particular y personal intento de escapada de profesor a escritor. Una escapada que le ha permitido decir abiertamente como novelista, lo que ha preferido no expresar como crítico de arte y docente en la Universidad de Murcia.
-En su libro, que se publicará en el primer trimestre del año que viene, aborda los límites éticos del arte que considera que un artista nunca debería sobrepasar...
-Lo que viene a decir la novela, y esa es mi posición, es que los límites éticos del arte deben ser los mismos que los de la vida. El artista no es nadie especial, ni tiene unas prebendas especiales para hacer cosas que no podemos hacer el resto de la gente. El creador debe estar sujeto a los límites que marca la sociedad.
-¿Considera que los artistas contemporáneos cumplen esta máxima actualmente?
-Hay gente que cree que el arte es un estado de excepción, y que el artista puede hacer cualquier cosa. Yo considero que el artista puede hacer cualquier cosa como arte, pero eso no quita que lo que puede ser bueno como obra pueda ser un acto social denunciable. Lo que ocurre con las obras de arte que aparecen en la novela es que muchas son muy potentes y coherentes, pero como actos sociales son reprobables. La problemática que se plantea es cómo posicionarse ante una obra maestra pero que, al mismo tiempo, es un acto deleznable.
-¿Encontrará el lector respuesta a esta pregunta?
-La pregunta queda abierta al lector, de hecho, el tono en el que se plantea la novela está a medio camino entre el ensayo y la experiencia.
-Como experto en arte, ¿cómo cree que debe posicionarse el artista ante la injusticia y el dolor de los demás?
-Lo primero que tiene que llevar a cabo es hacerse esa pregunta. Saber que no todos los posicionamientos son neutrales. Y, desde mi punto de vista, creo que la solución pasa por no victimizar al otro, por no aprovecharse y no volverlo a matar simbólicamente. La única salida para representar la injusticia es no cometer otra injusticia. Quizá no es el punto de vista del narrador de la novela, pero ante las distintas opiniones que se plantean en el libro de los diferentes personajes, es el lector el que tiene que sacar una conclusión.
-Si fueran personas del mundo real, ¿qué criticaría y defendería de Marco, el joven de la novela que es estudiante de Bellas Artes fascinado por el arte extremo y de Jacobo, el polémico y turbador artista?
-Defendería que ambos creen en el arte y criticaría que creer a ciegas es peligroso y puede llegar a condenarlos.
-¿Qué peligros del arte pone sobre la mesa en la novela?
-El artista trabaja con inmigrantes para denunciar la injusticia, entonces el peligro que puede tener ese creador es provocar más injusticia. Manipular a los inmigrantes, maltratarlos o aumentar aquello que quiere denunciar. Ese es el peligro que está en la novela, cómo tratar las injusticias que sufren sin condenar más al otro.
-¿Considera que esta novela puede herir a algún artista?
-Eso espero. Algunos artistas pueden sentir que son ellos un vivo ejemplo, pero no me refiero a ninguno en concreto.
-Según Roland Barthes «lo contemporáneo es lo intempestivo»... ¿Cómo definiría usted lo contemporáneo?
-Lo contemporáneo es aquello que es consciente de su tiempo. Sabe que habita el tiempo presente y, al mismo tiempo, que el presente depende de un pasado. Ser contemporáneo es vivir críticamente el presente.
-¿Vivimos en la época del desencanto?
-Sí. Vivimos en esa época lo queramos o no. Esos valores están rodeándonos pero existen ciertas cosas por las que todavía merece la pena arriesgarse. Ciertas verdades, muy pocas y cuestionables, pero existen.
-¿Tiene otros proyectos en marcha?
-De momento abordar la edición de la novela y seguir trabajando en otra que tengo en la cabeza que es una visión crítica sobre la universidad española.

En primera persona
 
–Un artista.
–Alfredo Jaar.
–Un ensayo contemporáneo.
–«Emociónese así», de Eloy Fernández Porta.
–Un periodo histórico.
–El presente.
–Oscuridad o luz.
–Oscuridad.
–De qué se nutre el arte.
–De la vida.
–De qué muere el arte.
–Con la vida.
–Su causa en la vida.
–Ser feliz.
–El gran logro del arte.
–Que haya vida.
–Una exposición.
–Una que vi en el MoMA de Douglas Gordon.
–Su manifestación artística favorita.
–El arte conceptual.
–La primera obra que le emocionó.
–Un «Júpiter y Tetis» de Ingres.