Valencia

La Corona y el Ejército los más valorados treinta años después

Don Juan Carlos a Milans del Bosch: «Juro que ni abdicaré la Corona ni abandonaré España». El Congreso hace público el télex que el Rey envió al general sublevado la noche del golpe

Una Junta Militar presidida por Milans
Una Junta Militar presidida por Milanslarazon

MADRID- Treinta años ha habido que esperar para conocer el contenido de algunos documentos secretos sobre el 23-F guardados en la caja fuerte del Congreso de los Diputados. Si el domingo LA RAZÓN desveló la entraña del acta redactada por los secretarios de la Mesa Víctor Manuel Carrascal Felgueroso, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono sobre el relato de las 18 horas y 52 minutos más convulsas de la reciente historia de España, junto al inventario de desperfectos que los militares causaron en el Palacio y el listado de bebidas y comida que consumieron, ayer la Cámara Baja autorizaba la consulta de un nuevo documento hasta ahora inédito. Hablamos del télex que el Rey envió la madrugada del 24 de febrero al capitán general Milans del Posch en el que le advertía de las consecuencias de aquella sublevación que a punto estuvo de acabar con nuestra entonces incipiente democracia. «Quien se subleve estará dispuesto a provocar una nueva guerra civil y será reponsable de ello», alertó Don Juan Carlos.

La literalidad completa de aquel télex figura en la transcripción taquigráfica de la comparecencia secreta celebrada ante el pleno del Congreso el 17 de marzo de 1981 por parte del entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, para informar de la intentona golpista. Se da la circunstancia de que aquel Oliart, hoy presidente de la Corporación RTVE, comparecía ayer en el Parlamento para dar cuenta de su gestión en la televisión pública mientras el acta taquigráfica se hacía pública. El entonces ministro de Defensa hizo ante el pleno una reseña de varios momentos clave que explicaban los motivos por los que fracasó el golpe,y que él atribuyó en buena parte a las intervenciones «decisivas» del Rey, a su «rapidez de reflejos» y a su «firmeza para mantener el orden constitucional».

El télex fue enviado a las dos y media de la madrugada y constaba de de cinco puntos. El más contundente, en el que Don Juan Carlos exhorta a Milans: «Juro que ni abdicaré la Corona ni abandonaré España. Quien se subleve estará dispuesto a provocar una guerra civil y será responsable de ello». En la misma comunicación, que se produjo minutos después del mensaje de Don Juan Carlos en televisión, el Monarca ratificó su «rotunda decisión de mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente», y añadió: «Después de este mensaje ya no puedo volverme atrás». El legajo incluye la ya conocida frase de que «cualquier golpe de Estado no podrá escudarse con el Rey, es contra el Rey». Y añade de forma solemne: «Hoy más que nunca estoy dispuesto a cumplir el juramento a la bandera». Así las cosas, Don Juan Carlos ordena primero al general sublevado retirar las tropas y anular el manifiesto con el que impuso el toque de queda en Valencia y le señala, después, que aunque no duda del «amor a España de mis generales» le conmina «por España primero y por la Corona después» a obedecerle. Aún le daría una orden más concreta: «Te ordeno que digas a Tejero que deponga su actitud».


Indicios de una conspiración
Alberto Oliart expuso a los mismos diputados que veinte días antes habían sido secuestrados por Tejero y 200 guardias civiles que los servicios de información no habían podido anticipar la intentona porque sus autores «antepusieron la seguridad a la eficacia». Pero admite que desde algún tiempo el Gobierno disponía de «indicios» de una «conspiración», aunque no de datos concretos para vaticinar que iba a ocurrir de aquella manera. Precisamente, estas afirmaciones son las que más preguntas de los diputados suscitaron en el turno posterior a su discurso, también recogidos en el acta. De este modo Oliart les apuntó, por ejemplo, que Tejero –que previamente había sido condenado por su implicación en la «operación Galaxia»– no estaba sometido a vigilancia porque no tenía fuerza a su cargo. Y también negó disponer de datos fiables sobre dos asuntos: la posible relación de los golpistas con el entonces presidente de EE UU, Ronald Reagan «o su equipo» y qué políticos y partidos iban a formar el Gobierno que el general Alfonso Armada propuso a Tejero constituir para solucionar la crisis.

Oliart consideró en aquella comparecencia que los golpistas «partieron de la convicción gratuita» de que tras el asalto al Congreso «se produciría una reacción en cadena» en las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad del Estado. Y remarcó que no contaron con la «enérgica e inequívoca actitud del Rey, que destruyó el efecto causado en un primer momento por la utilización del nombre de Su Majestad de forma dolosa». En este sentido, dije que el teniente general Milans del Bosch anunció a otros mandos un «acto de fuerza» del que «tiene constancia el Rey».


Una Junta Militar presidida por Milans
Dentro del relato de Oliart ante el pleno aparece como un momento clave cuando Armada acude al Congreso para negociar con Tejero y le propone un Gobierno presidido por él y formado por representantes de los partidos. Tejero se opone y aboga por una Junta Militar presidida por Milans del Bosch, quien sin embargo le comunica por teléfono que «no quiere ser protagonista de nada» y le dice a Tejero que obedezca a Armada. Alberto Oliart sitúa el fracaso del golpe a las 01:23 de la madrugada del día 24, justo después del mensaje televisado del Rey.