Alicante
Fabra un hombre de partido reformista y avalado por sus 30 años en política
Alberto Fabra, reelegido hoy presidente del PP en la Comunitat Valenciana, afronta desde que llegara a la política, hace ahora 30 años, su etapa institucional y de partido más compleja, pues con la bandera de la austeridad y las reformas se ha marcado el reto de la recuperación económica y del empleo.
Cuando este castellonense de 48 años, casado y con dos hijos, llegó hace diez meses a la presidencia regional del PP cifró en tres las líneas "maestras"de su política: transparencia, ejemplaridad y eficacia.
Casi un año después, Fabra, arquitecto técnico de profesión, mantiene los mismos trazos con independencia de cuál sea el plano, ya sea a nivel interno de partido o en el ámbito institucional.
El compromiso con la sociedad ha sido siempre una máxima para este político, cuya trayectoria viene marcada por la discreción, el trabajo constante y el reto de lograr los objetivos marcados.
Bajo este paraguas, Fabra ha trabajado en los últimos meses por dejar atrás la etapa Camps, tanto en el partido como en la Generalitat, a la vez que abría su propia brújula. Su norte, "recuperar"el crédito que haya podido perder esta comunidad autónoma y afrontar reformas que permitan iniciar el camino de la recuperación.
Sabedor de que algunas inversiones públicas de la Generalitat no han sido rentables, que los asuntos de corrupción han afectado a la imagen del partido y de la región, y que los ajustes económicos no son agradables, Fabra tiene ante sí retos importantes.
A nivel institucional se sitúa la recuperación económica, la reestructuración de la administración pública valenciana y la creación de empleo; a nivel de partido, consolidar la calma interna y fortalecer las relaciones con Génova.
Si los alcanza, se situará como "el hombre que lo logró todo"; de no lograrlos, será "la persona que luchó contra los elementos". Situar a la Comunitat Valenciana en el camino de la generación de riqueza y empleo será una asignatura a medio o largo plazo, y Fabra lo sabe, pero también es consciente que los exámenes pasan, según ha reiterado en numerosas ocasiones, por continuar con la política de austeridad, de recortes del gasto público y de reestructuración de la administración valenciana.
Si en 1982 Fabra llegó a la política como militante de base, treinta años después ha logrado afianzarse como presidente de un partido -PPCV- que necesitaba "dar un giro"de cara a la opinión pública, especialmente tras el denominado 'caso Gürtel'.
Aunque los populares han logrado que el apoyo mayoritario de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana a su proyecto esté intacto, por lo que poco deberían cambiar, el respaldo mayoritario dado hoy a Fabra marca un cambio de rumbo.
Persona decidida, reformista donde las haya, este castellonense no dudó en acometer iniciativas nada más llegar a la presidencia tanto del PP como de la Generalitat y lo hizo con responsabilidad, virtud que también siempre ha marcado su trabajo.
De hecho, no ha dejado de tener responsabilidades dentro del partido desde que se afilió. Con 25 años, asumió la presidencia local de Nuevas Generaciones de Castellón y posteriormente la provincial y la vicepresidencia regional de NNGG.
En 1995, ya con los "mayores", alcanza la presidencia local del PP en Castellón, un cargo que compatibilizó con el de vicesecretario general del PP a nivel provincial. Elegido coordinador general de la dirección regional en noviembre de 2009, fue designado dos años después presidente del PPCV, en sustitución de Francisco Camps, quien dimitió para afrontar el conocido juicio de los trajes.
Al mismo tiempo, ha compatibilizado cargos institucionales en el Ayuntamiento de Castellón -fue alcalde y edil de Juventud, Medio Ambiente y Urbanismo- y en Les Corts, como diputado y ahora como presidente de la Generalitat.
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