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The New Raemon en tinieblas

La Razón
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Hay una advertencia sutil en la portada del disco, donde se ve un estallido de fuegos artificiales, en blanco, sin color, en un cielo negro. Así es «Tinieblas, por fin», el nuevo disco de The New Raemon, en el que sigue jugando a las apariencias. El músico de folk alegre que era (y con el que logró popularidad) se ha convertido en un grupo de rock inquietante, tenso, rabioso. «Es verdad, puede tener ese aspecto porque está escrito desde las entrañas, sin pasar por el cerebro», dice Ramón Rodríguez, alma del grupo.

Todo parte de la forma de componer para este álbum, que toma de referencia la escritura automática de los surrealistas, enlazando palabras que se han escogido sueltas. «Me interesa que las canciones dejen mundo abiertos y no sean evidentes. Adonde llego es por inercia o por intuición», asegura.

Una multinacional
Así surgen las tensiones de una lírica nacida del subconsciente y que Rodríguez no esconde: «Es un reflejo de las cosas que me pasan, de los discos que he ido escuchando. La música sale de un sitio retorcido. Trabajar en esto también te obliga a renunciar a muchas cosas, como la familia», explica. Es curioso, porque alguna multinacional llamó a su puerta antes de editar el disco. «Aunque no habría salido como es si hubiese fichado por ellos. Les expuse mi forma de trabajar, pero no nos entendimos», asegura. Y por eso terminó fichando por Marxophone, lo más parecido a una cooperativa musical en el panorama independiente español. ¿Vivir de esto? «Sobrevivir, y con poco. La paz me la dan mis dos hijas, llevarlas al instituto y eso». Que nadie intente psicoanalizarle por sus respuestas: «La vida no es oscura, ni luminosa. La vida es un semitono».