Historia
En el pulmón del Estado
Cuanto se es más viejo, más atinado resulta el orden de preferencias propuesto por Woody Allen: «La expresión más hermosa que puede escuchar un hombre no es "te quiero"sino "es benigno"». Como un cuervo sobre una estatua, un nódulo pulmonar solitario se ha ido a posar en el Rey. Y pese a la insistencia de que «todo está bajo control», el Estado se ha cimbreado suavemente, descubriendo con repentina novelería que Juan Carlos no es de bronce y envejece. Envejece y descuenta sus días aunque, como en un retrato de pintor de cámara a lo Dorian Grey, nunca se arrugue ni en sellos ni en monedas y volvamos a saber, por los obituarios anticipados de los telediarios, que estuvo en su sitio a la muerte de Franco y despierto en el 23-F. Esta leve turbulencia en las alturas, abre la oportunidad de que Felipe (VI), sin posibilidad de agarrarse al momento heroico que encumbró a su padre, pueda optar a una transición por etapas. Y con el Rey en la sombra, despejar dudas y aclarar para las nuevas generaciones que, con sus fallas, injusticias y su lejanía de la perfección, la última monarquía parlamentaria ha sido el periodo más fructífero de España. Con alguna excepción, los reyes se enamoran hasta la médula de quien resulta más conveniente y calibran su peso en la Historia, su sentido del relevo, haciendo ver que «es benigno» es la expresión más necesaria.
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