Banco Popular
Los expertos no esperan una rebaja masiva en todos los pisos
Avisan de que el problema del crédito seguirá a corto plazo
MADRID- Dice Luis de Guindos, ministro de Economía, que con la reforma financiera aprobada ayer los precios de las casas que los bancos tienen en cartera van a bajar. El argumento del Ejecutivo es sencillo: al obligar a las entidades a guardar, vía provisiones, el 35% del valor de la vivienda, podrán rebajar su precio en la misma cuantía sin pérdida alguna para acelerar las ventas y limpiar su balance. Ésa es la teoría. Pero en la práctica, los expertos no esperan una rebaja generalizada en los precios de todas las viviendas que la banca tiene en su balance.
Como explica Mikel Echavarren, consejero delegado de la consultora Irea, sí que habrá rebajas significativas, incluso «de vértigo», en aquellos pisos con peor salida para incentivar las ventas. «Pero en aquellos que tengan una demanda razonable no habrá grandes rebajas» porque la entidad en cuestión no tendrá problemas en dar salida a ese activo manteniendo su precio.
Caso por caso
La visión de Echavarren es compartida por Ángel Serrano, director del departamento de Residencial de la consultora Aguirre Newman. «El mercado es muy asimétrico. No es lo mismo una vivienda en el centro de una ciudad que en la costa, por lo que habrá que estudiar cada caso de forma individual», concluye.
José Parra-Moreno, director general de la empresa especializada en la gestión de activos inmobiliarios de la banca Grupo MAIN, también cree que los recortes serán selectivos. «Quienes van a valorar a su precio real los activos inmobiliarios de la banca van a ser las entidades grandes antes de fusionarse o de absorber a las pequeñas», dice Parra-Moreno.
Mayor escepticismo muestra Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera en la Universidad CEU San Pablo. De entrada, no tiene tan claro que los bancos vayan a bajar los precios con el plan financiero. Y de hacerlo, «pueden aguantar y decidir no vender» porque no les interese, con lo que no se conseguiría el otro gran objetivo que persigue la reforma además de limpiar los balances de la banca: dinamizar por fin el mercado inmobiliario.
Para que las transacciones vuelvan a coger velocidad de crucero es necesario, además, que se reactive el crédito, y la reforma, a corto plazo, no ayuda. «Durante al menos un año, el crédito no va a fluir a las familias y las empresas», advierte Parra-Moreno, lo que deja en manos de potenciales compradores extranjeros el futuro inmediato del sector.
La cuestión del crédito es tan importante que, según Ángel Serrano, en este momento es más importante que los propios precios. «La demanda es tan sensible o más a la situación macroeconómica actual, dominada por el desempleo, y al colapso del crédito que al precio», asegura Serrano.
«La reforma puede ayudar a lograr una rebaja en los precios e, incluso, permitir un mayor flujo de crédito. Pero para solucionar el problema, el Gobierno debe procurar seguridad financiera reduciendo el paro», resume David Hurtado, portavoz de la asociación de consumidores Cecu.
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