Literatura

Museo Reina Sofía

Leyenda que crece

Leyenda que crece
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Es uno de los mitos de la pintura. Un rostro que pertenece a la Historia del Arte, pero también a algunos de los grandes iconos pop del siglo pasado. Su fama creció casi de una manera irracional. Un robo mitificó su nombre. Y ahora, después de alguna agresión, observa, desde el otro lado de un cristal blindado, a los miles de visitantes que cada año acuden al Museo del Louvre a contemplarla y fotografiarla. Duchamp se rió de su trascendencia añadiendo al rostro de la «Gioconda» unos bigotes irreverentes. La literatura, la imaginación, las interpretaciones imposibles de creer, han hecho el resto. Lo cierto es que sobre la Mona Lisa se ha escrito mucho y se escribirá todavía más. Este cuadro del Museo del Prado seguro que azuza la imaginación de algunos cuantos, más pendientes de la imaginación y las teorías extrañas que de las explicaciones cabales y sensatas. Alrededor quedan algunas preguntas pendientes, que, en el fondo, si se analizan, no resultan tan enigmáticas. Se sabe quién era. Tiene nombre y apellidos. Y, también, el motivo de que acompañara al maestro durante tanto tiempo: trabajaba muy lento. ¿Era el «Salai»? ¿Su ambiguedad sexual? Todo eso es mito. Pero el mito crece. Ahora también desde Madrid.