Barcelona
El lenguaje
Octavio Paz dijo que «el lenguaje no es sólo una manera de comunicarse, sino también es una visión del mundo». Lo dijo con razón porque con la palabra transmitimos nuestra interpretación de la realidad. Con el lenguaje explicamos historias, nuestra manera de ver lo que acontece a nuestro alrededor. Lo hacemos con la intención de convencer. Utilizamos la palabra para hacer un relato –una «storytelling» como acuñó Christian Salmon– capaz de que nuestra idea sea la idea del que nos escucha. Queremos que interprete la realidad igual que nosotros. Que comparta nuestra verdad. En definitiva, el lenguaje no es neutral.
Les explico todo esto a cuenta de una nota de prensa de la Generalitat emitida tras un rifirrafe entre el presidente Mas y el Ministro Sebastián. Dijo Sebastián que se había citado con Mas para hablar de la posibilidad de ubicar el Almacén Temporal Centralizado –o sea, el cementerio nuclear– en Ascó en una conversación informal mantenida en el Mobil World Congress celebrado en Barcelona. Mas contestó de inmediato. Habló con Sebastián, sí. Pero nunca acordaron un encuentro.
Sin embargo, la nota de la Generalitat titulaba así: «El presidente Artur Mas no tiene prevista ninguna reunión con el ministro español de Industria». En apenas tres líneas insistía en el concepto «ministro español de Industria». De entrada, confirmaba que Sebastián no es turco. Siempre es un qué. Luego, dibujaba dos bandos. Los unos, los catalanes. Los otros, los españoles. Ya no estábamos ante una discusión por Ascó. Se resituaba en un enfrentamiento entre España y Cataluña. El lenguaje hacía su trabajo manipulando la realidad. Enfocaba hacía una visión del mundo, la nacionalista, que en Cataluña, lamentablemente, está ganando la batalla.
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