Teherán
El comando que nunca existió
La guerra global contra el terrorismo dividió el mundo en dos: Irak para los «Delta Force», Afganistán para los SEAL, más conocidos como «Team Six». Los primeros lograron capturar a Sadam a finales de 2003, antes habían ejecutado a sus hijos Uday y Qusay en Mosul, y después acabaron con Al Zarqawi, el líder de Al Qaida en Irak.
Pero el honor de liquidar al enemigo público «número uno» de América corresponde a los 79 comandos del «Team Six», la unidad fundada como respuesta al fracaso de los SEAL en 1980, durante la «operación Garra de Águila», para solucionar la crisis de los rehenes y rescatar a los estadounidenses retenidos en su embajada en Teherán. Su nombre surge del intento para confundir a la KGB soviética sobre el número de comandos SEAL operativos.
«Oficialmente, no existen», reconoce Craig Sawyer, ex miembro de la principal unidad naval antiterrorista. Sus entrenamientos son los más duros que se conocen, pero no sólo en el terreno físico. Reciben cursos intensivos en técnicas de contraespionaje, formación contrarreloj en las lenguas de los países donde realizan sus operaciones. Son seleccionados con lupa y pasan 300 días al año inmersos en campañas de las que sus familias no conocen ni el más mínimo detalle. El nivel de estrés es tan fuerte que no suelen superar los tres años de servicio.
Desde 2007, han realizado operaciones encubiertas en Yemen y Somalia, además de las misiones para las que fueron enviados a Afganistán. Forman comandos tan especializados que nadie puede solicitar la admisión: son escrupulosamente seleccionados por su hoja de servicio y de ellos, sólo un tercio de los que comienzan las pruebas de admisión pasan el corte. Su identidad es secreto de estado y únicamente se revela cuando caen en acto de servicio, sin detallar lugar y misión. Desde el arranque de la guerra contra el terror, su colaboración con la inteligencia ha sido tal que se les considera la «guardia pretoriana» de la CIA.
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