Pamplona

La mona por Reyes Monforte

La Razón
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Cuando veo a niños en cualquier manifestación, sea huelga general contra un gobierno, huelga de enseñanza o protesta contra los toros, la prostitución o en pro de la legalización de un partido político con entrañas asesinas, me pregunto qué pintan los menores en semejante escenario, teniendo en cuenta que muchos de ellos no levantan un palmo del suelo y ni siquiera entienden lo que un adulto, sea padre, vecino o familiar, le ha escrito en la banderita o en la camiseta que enarbolan como meras marionetas.

Como en todo asunto realmente importante, la legislación se presenta ambigua, contradictoria y, por lo tanto, inútil. Claro que los menores tienen derechos, pero suelen olvidarse de que también tienen obligaciones, y entre ellas está la de asistir a clase y la de estudiar.

El peligro está en la manipulación de la voluntad del menor por parte del adulto y en la tergiversación y mal uso del término «menor» por parte de algunos de ellos, como sucedió en Pamplona durante la jornada de huelga del 29-M, donde siete menores fueron detenidos acusados de provocar daños y desórdenes públicos y, aprovechándose de su edad legal, se fueron de rositas y ni siquiera fueron puestos a disposición judicial. ¿Qué pintan los menores en una manifestación? En muchos casos, la mona, como en muchos otros sitios. Y si no, hagan un ejercicio de observación: pongan la televisión y a ver cuántos anuncios contabilizan que utilicen a niños para anunciar compresas, coches, hipotecas, ambientadores o detergentes. No hay producto que se libre. ¿Dónde están entonces los que salvaguardan la imagen y el honor del menor? Por lo que se ve, de pellas y sin hacer los deberes.