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Pepa Aniorte: «Los mejores personajes son los que no están escritos»

La actriz se encuentra inmersa en la grabación de la película y la nueva temporada televisiva de «Águila Roja»

Pepa Aniorte: «Los mejores personajes son los que no están escritos»
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MURCIA- Ocho de la tarde. Llegamos a la cafetería Ítaca y encontramos a Pepa Aniorte (Orihuela, 1973) charlando animada con sus compañeras de la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. Cuando nos avista nos saluda con ese brillo en los ojos que siempre le acompaña y con la amabilidad y humildad que le caracterizan. Su sonrisa mantiene la frescura de aquella joven que hace más de una década se escapó a la capital para probar suerte en lo que más amaba. Suerte que desde hace seis años parece ser su fiel compañera. No le falta trabajo y el sueño de poder vivir de la interpretación se ha cumplido. El tesoro más valioso de cualquier actor que no siempre se consigue.

-¿Qué le trae de nuevo por su tierra? (La actriz nació en Orihuela pero su familia se trasladó a Murcia cuando ella iba a cumplir los cuatro años).
-Tengo unos días de vacaciones. Hemos suspendido un poco el rodaje de la serie y hemos empezado el de la película de «Águila Roja». La serie comenzaremos a grabarla a principios de noviembre por lo que me voy en breve a Madrid. Estos días aprovecho para recibir clases de Arte Dramático. Así me reciclo un poco y termino la carrera.

-¿En qué curso la dejó?
-Hice hasta tercero y me falta cuarto para acabar la licenciatura. Cada vez que los rodajes me lo permiten vengo a algunas clases, aunque está claro que me tendré que examinar por libre porque no me van a poder hacer una evaluación continua.

-¿Qué tal la vuelta a la vida estudiantil?
-Estoy muy contenta. Además, todos los compañeros me están echando una mano y, a pesar de ser «viejuna» y llegar diez años después, me están pasando apuntes, ayudando a repasar las coreografías y a sacar lo mío adelante.

-Ahora será la alumna preferida…
-En algunas cosas soy bastante negada. Cuando ha pasado tanto tiempo sin tener contacto con la danza, que es una asignatura clave en interpretación musical, mi especialidad, el culo te pesa un poco más, no tienes la costumbre de la técnica que has adquirido en tres años seguidos en la carrera y hay asignaturas que te cuestan un poco. Se podría decir que soy la preferida de profesores que ya me han suspendido alguna vez y van a ver si hago algo para poder aprobar (risas).

-El no tener la carrera en esta profesión, ¿es una traba?
-No, en nuestra profesión el que haya gente que no tenga la carrera terminada o que nunca haya estudiado nada relacionado con la interpretación no se considera intrusismo. De lo que se trata es de tener empatía, saber proyectar algo y transmitir al espectador. Hay gente que lo tiene como una aptitud natural y nadie te pregunta si tienes la carrera en un casting. Es bueno formarte porque te da herramientas para enfrentarte a personajes que quizá no son tan afines a ti y te obligan a hacer una búsqueda más corporal e introspectiva.

-Hasta que pudo vivir de la profesión, ¿se le pasó por la cabeza tirar la toalla en algún momento?
-Nunca. Me fui a Madrid con el convencimiento de que iba a poner muchas copas, a trabajar en lo que saliese y con la idea de que siempre que tuviera un pequeño momento para subirme a un escenario lo aprovecharía e intentaría disfrutarlo al máximo y ser feliz con eso. Era plenamente consciente de la dificultad de vivir de esto. Nunca pensé en tirar la toalla porque, a la vez que trabajaba en otros sitios, comenzaba a interpretar personajes secundarios con una compañía independiente, podía presentarme a un concurso de monólogos o hacer casting. Soñaba con vivir de la profesión y la verdad es que era una esperanza. Pero no lo vi como una realidad hasta después de seis años de estar viviendo en Madrid, momento en el que comencé a hacer algo de publicidad con Benito Zambrano y un año después tuve un papel en «Princesas». Luego hice cosas en el Teatro de la Zarzuela y posteriormente «Camarón» con Jaime Chávarri. A partir de ahí se fue desencadenando todo. Llegué al personaje de «Los Serrano» con un casting que en realidad hice para «Volver» de Almodóvar y el mismo director de casting de esta película me llevó a la serie para hacer el papel de Choni. En principio era para dos capítulos pero se prolongó tanto como para ser mi primer personaje largo en televisión.

-¿Qué sorpresas nos esperan para la nueva temporada de «Águila Roja»?
-Un montón. La cosa ha empezado a ponerse grave y seguirá por este camino. Esperan personajes por entrar, tramas nuevas y desenlaces de algunas historias ya empezadas que creo que la gente no se los espera para nada.

-¿Por qué está el público tan enganchado a esta serie?
-Creo que porque se parece al cuento que nos contaban de pequeños cuando íbamos a la cama. Está lejos de nosotros en cuanto a lo temporal (está ambientada en el siglo XVI) y así te saca un poco de los problemas cotidianos y de lo que hayas vivido ese día. Te lleva a un punto lejano en la historia y, a la vez, al ser España podemos identificarnos con los personajes que pudieron ser nuestros antepasados.

-¿Cuándo llegará «Águila Roja» a la gran pantalla?
-De momento está en producción. Los personajes son los mismos que los de la serie pero es una historia independiente. Nadie que no haya visto la serie se perderá, a la vez que no se destrozará ningún capítulo a los seguidores. Es una gran producción y habrá personajes muy novedosos y una trama distinta a los episodios. Se trata de una guerra que hay entre Francia, Portugal, España e Inglaterra. Una situación política muy complicada, con escenas de batalla y muchísimos extras.

-Después de haber trabajado con importantes directores como Jaime Chávarri, Daniel Sánchez Arévalo, Almodóvar y Antonio Banderas, ¿cuál es el realizador con el que le gustaría rodar que todavía no haya podido?
-Con muchos. Sobre todo españoles y argentinos, también porque me gusta mucho el cine argentino. Hay un director al que le tengo muchísimo cariño, a pesar de que no nos conocemos, y es Carlos Saura. Me parece un ser tierno y que tiene una visión de la mujer espectacular.

-¿Cuáles son los mejores personajes?
-Los que están por venir. Los que no están escritos. Me encantaría que hubiera un papel que yo lo bordara por primera vez y que no tuviera referencias a la hora de tener que fijarme en nadie. Que me permitiera investigar desde cero. Un personaje novedoso.

-¿A qué actores admira?
-Ahora tengo muy presente a Manuel Alexandre porque acaba de dejarnos. Me parece un actor que ha sido muy completo y que ha trabajado con mucha verdad. En España creo que tenemos actores bárbaros. Soy fan de Bette Davis, mi diva por excelencia. Pero como referentes en nuestro país me apasionaba José Luis López Vázquez y me encanta Soledad Villamil. También adoro a Rosa María Sardá, Lola Herrera y me parece increíble Concha Velasco. Por otra parte, creo que Lola Flores fue una gran actriz y estuvo muy desaprovechada. Tenía una espontaneidad y una manera de sacar las cosas impresionante. Era un monstruo recitando.

-¿Cine, teatro o televisión?
-Me gusta cada cosa por lo suyo. El cine es una experiencia única, sobre todo porque te permite vivir con un grupo de gente muy intensamente mientras dura el rodaje y de ahí salen cosas mágicas. Una familia como la de «Camarón» o un grupo de amigos como ocurrió en «El camino de los ingleses». Del teatro me gusta la inmediatez y la calidez que tiene por la presencia del público. Oír el silencio rotundo de tantas personas. También es mágica la complicidad que puedes tener con el público que te transmite una energía diferente cada día. Por otro lado, soy proletaria total y me gusta la tele porque voy a trabajar todos los días. Además me da una posibilidad de hacer tablas y aprender trucos nuevos.

-¿Qué pega le sacaría a la profesión?
-No puedo poner un «pero» porque lo paso muy bien en los rodajes y soy muy feliz con este trabajo. Los actores estamos expuestos a que nos digan si les gusta o no lo que hacemos, pero esto es un handicap que te puede herir un poco. Lo que está claro, y esto hay que aceptarlo, es que no somos un billete de 500 euros que le guste a todo el mundo.

-¿Vivimos una etapa en la que cada vez más jóvenes quieren estudiar Arte Dramático sólo porque quieren ser famosos?
-Hay una tendencia a que ocurra esto cuando los alumnos acaban de entrar a una escuela. Pero cuando has pasado el primer año o el segundo te das cuenta que aquí se viene a trabajar muy duro. Mis compañeras de cuarto, que además están aquí conmigo esta tarde, tienen muy claro que para ser famosas hoy en día vale con acostarse con alguien famoso que esté casado. No hace falta ir cuatro años a una escuela para alcanzar la fama. Para ser actor, vivir de esto y poder transmitir y ser creativo te tienes que formar y trabajar duro.

-¿Tiene tiempo para echar de menos Murcia al estar afincada en Madrid?
-No, porque vengo mucho. Además mi vida está rodeada de gente murciana. Mi novio es murciano, mis padres viven aquí y vengo cada vez que puedo. La verdad es que cuando he estado un tiempo sin volver por motivos de trabajo echo mucho de menos sobre todo a mi familia, a los amigos, el clima, la comida y el sol.

-¿Qué otros proyectos tiene a la vista?
-Próximamente empezamos la cuarta temporada de «Águila Roja» y el 31 de enero comienzo a rodar una peli de Vicente Villanueva. Será un papel breve en una comedia en la que Adriana Ugarte es una de las protagonistas. Pero de momento no puedo desvelar nada más.


AL DESNUDO
«Mi sueño ideal es poder vivir siempre de este trabajo»

-Una filosofía de vida
-Actitud positiva.
-Un vicio.
-Fumar.
-Una virtud y un defecto.
-El mismo. La cabezonería.
-Algo que cambiaría del mundo en el que vivimos.
-¿Se puede pedir la paz mundial? Sin duda cambiaría el egocentrismo como raza.
-Una emoción.
-Mirar a los ojos de la persona a la que amas.
-Un recuerdo alegre.
-Casi toda mi infancia.
-Un momento vital triste.
-La muerte de mis abuelas.
-Una comida.
-La paella.
-Un color.
-El negro.
-Lo que admira.
-La bondad unida a la inteligencia.
-Lo que detesta.
-La maldad gratuita.
-Un viaje pendiente.
-A Roma.
-Una afición.
-Coser.
-Una manía.
-El perfeccionismo en algunas cosas (en otras me dejo llevar).
-¿Instinto maternal?.
-Lo voy a acallando.
-Un libro.
-«Dime quien soy» de Julia Navarro.