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«Tengo una tendencia perversa a la automedicación»

A vuela plumaSu voz se ha convertido en familiar para los que escuchan la radio a primera hora de la mañana; su tranquilidad, su serenidad y su socarronería, algo que ya conocían todos los que le leen, son las armas que emplea este burgalés de nacimiento y bilbaíno de corazón. Un lujo para todos.

«Tengo una tendencia perversa a la automedicación»
«Tengo una tendencia perversa a la automedicación»larazon

 «Lágrimas socialdemócratas» fue uno de los libros más vendidos del año pasado. ¿Ha sido una sorpresa para usted?
-No tengo las cifras de ventas, pero supongo que han sido buenas ya que estamos con la quinta edición. Recordemos que se trata de un ensayo, no vaya a pensarse que «Lágrimas socialdemócratas» ha vendido lo que la última novela de Ruiz Zafón…Ojalá fuera así, pero la narrativa es la narrativa.
-¿Qué ha encontrado la gente en este libro?
-Es un libro que sirve para ayudar a entender lo que pasó aquí durante los ocho años del Gobierno de Zapatero, por qué las cosas fueron como fueron y cuál era la naturaleza del poder y la relación con la política del partido que nos gobernó.
-¿Faltó profesionalidad?
-Podíamos decir que la responsabilidad se sustituyó por los buenos deseos. Todo se quedaba en un afán exhibicionista de buenas intenciones, motivo por el cual aún siguen pensando que lo hicieron bien.
-¿Escribirá «lágrimas neoliberales»?
-O democristianas o conservadoras… No digo que no. Con el tiempo todos los políticos terminan cayendo en lo mismo.
-¿Viaja mucho?
-Yo en mi juventud fui piloto de la marina mercante y estuve navegando cinco años, así que en esa época ya me moví todo lo que tenía que moverme. Mi mujer siempre insiste en viajar, pero mi vocación de Marco Polo la cumplí a los veintitantos, ahora me he vuelto un ser sedentario.
-Usted se levanta muy temprano, a las cuatro y cinco de la madrugada, ¿toma vitaminas para ayudarse?
-No tomo vitaminas, pero tengo una tendencia perversa a la automedicación, aunque me reprimo bastante, antes era de los que veía una farmacia y me tiraba de cabeza.
-¿Nunca ha tenido una enfermedad?
-Jamás, aunque a estas alturas de mi vida ya tengo la tensión alta, el colesterol y ese tipo de achaques.
-¿Debido a la comida?
-Todo influye, la capacidad de somatización de los problemas, el régimen alimenticio, que tengo que cambiarlo sí o sí, la vida sedentaria, la poca práctica del deporte que me viene dada por mi quehacer profesional.
-¿Sigue navegando?
-No, lo dejé radicalmente en el año 1975.