CRÍTICA DE CINE / «No controles»: El patetismo efectivo
Dirección: Borja Cobeaga. Guión: D. San José y B. Cobeaga. Intérpretes: Unax Ugalde, Alexandra Jiménez, Miguel Ángel Muñoz. Duración: 100 min. España, 10. Comedia romántica.
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¿La «Jungla de cristal» del amor? ¿O quizá el «Algo pasa con Mary» de un bilbaíno con el corazón de oro? Hay un romántico empedernido en la piel de Borja Co-beaga, aunque su amor por la comedia de Blake Edwards está tamizado por otra pasión, la que siente por humillar a sus ingenuos héroes.
El Sergio (Unax Ugalde) de «No controles» parece el hermano mayor del Chema (Gorka Otxoa) de «Pagafantas»: la primera sitúa los equívocos y los maltratos de la segunda en un motel de carretera donde se cuece el cotillón del infierno. Co-beaga maneja con soltura los resortes de un género tan escurridizo como el del chico-pierde-chica-y-quiere-recuperarla, concentrando con un ritmo endiablado todas las pruebas de la gimcana en una noche de fiesta y añadiendo personajes al vodevil que aportan un modo de entender (o de eludir) la soledad. Juancarlitros, el histriónico conocido de la infancia que aborda a Sergio en el avión, aglutina todos los peligros de la apuesta de Cobeaga, pero su descontrolado patetismo, apoyado en la excelente técnica interpretativa de Julián López, lo hacen a la vez hilarante y conmovedor. Es un personaje que te saca y te mete constantemente en la película, como si su función fuera encarnar ese doble movimiento que cristaliza durante todo el metraje para llegar a un final brillante.
Falta que Cobeaga potencie su concepción de la puesta en escena para aumentar la fuerza de texto y personajes. Una pena que visualmente se parezca tanto a un episodio de «Aída».
Lo mejor: El alicatado personaje de Juancarlitros y el excelente trabajo de Julián López al encarnarlo.
Lo peor: El apartado visual de la película es pobre y descuidado.