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«Las manos son el lenguaje del silencio»
A vuela pluma«En tus manos me encontré» es la primera novela de Sonia Vidal, una traumatóloga especializada en cirugía de manos, que ha querido contar las sensaciones de una mujer médico cuando se convierte en paciente. Los miedos y las inseguridades que se tienen cuando la enfermedad se ve desde el otro lado. La ansiedad que produce el quirófano y la confianza que se deposita en las manos del cirujano.
-«En tus manos me encontré» es su primera obra. ¿Qué empuja a una traumatóloga a escribir una novela?
-La idea surge de tantos momentos compartidos con los pacientes y de la propia experiencia de vivir la enfermedad de alguien cercano. Sin darte cuenta llega un momento en el que tienes necesidad de contarlo y eso es lo que he hecho.
-¿Se trata de una novela de médicos?
-Ni mucho menos. Es todo lo contrario porque las vivencias que se narran son las de los pacientes, concretamente la de una paciente que además es médico.
-¿La gente que está hospitalizada lee mucho?
-El libro es el gran compañero del enfermo. Los que trabajamos en los hospitales sabemos que en cada mesilla, junto a la cama, siempre hay un libro. Si lo piensa es lógico porque las horas de un enfermo hospitalizado se hacen eternas y la lectura les ayuda mucho.
-Usted es traumatóloga especializada en manos. ¿Una especialización dentro de otra?
-Sí. Hay especialidades como la traumatología que son demasiado extensas como para no subdividirlas. Operar una cadera o poner una prótesis de rodilla no tiene nada que ver con operar una fractura de escafoides. Por eso ya hay especialistas en manos, pies, columna, rodilla…
-Pero eso no existe en el MIR.
-No. En el MIR se estudia traumatología y cirugía ortopédica en general, luego, en tus cinco años de residencia, te vas especializando en lo que más te gusta.
-¿Qué tiene de especial la cirugía de manos?
-Es muy minuciosa y muy delicada, debido al pequeño tamaño de los huesos. Durante años este tipo de cirugía ha sido denostada incluso por los propios traumatólogos, las protagonistas eran las grandes articulaciones, pero creo que el buen funcionamiento de las manos es vital para nuestra vida diaria.
-Sobre todo para un médico.
-Pero no sólo por la habilidad que deben demostrar en el plano quirúrgico, sino por el valor emocional que representan para el paciente. Me gusta decir que las manos son el lenguaje del silencio porque con ellas se tiene un diálogo entre médico y paciente que muchas veces no se consigue con la palabra.
-¿Hay muchas mujeres traumatólogas?
-Tradicionalmente la traumatología ha sido muy masculina, pero las cosas han cambiado. A día de hoy, más del 60 por ciento de los profesionales son mujeres. De los años noventa para acá es cuando la traumatología empieza a ser una especialidad quirúrgica muy reclamada por la mujer.
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