Abusos a menores

EL EXPERTO: La familia el factor clave

La anorexia psíquica, como grave trastorno de la conducta alimentaria, preocupaba a padres y pediatras –fundamentalmente– al llegar el inicio de la adolescencia. Aparecen ahora en los medios de comunicación británicos casos de anorexia en niños y niñas de cada vez menor edad, desde los cinco y los siete años. ¿Qué está sucediendo?

La Razón
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Encontramos en la sociedad de los países más desarrollados, como el nuestro, una serie de factores desestabilizadores de la familia –núcleo básico en la vida del niño– que van a explicar algunas de las causas conducentes al inesperado adelanto de este trastorno conductual alimentario.
La tremenda asociación de la manía por adelgazar, las exigencias sociales y la ausencia del hogar de los padres va a constituir el indeseado caldo de cultivo de la precoz anorexia.

La preocupación por la imagen corporal de los jóvenes y adultos viene siendo estimulada por factores culturales, sociales y familiares. De este modo, en la historia clínica del niño anoréxico se va a poder detectar la existencia de padres obsesivos, partidarios de dietas insuficientes e incluso insalubres; padres realmente ausentes del hogar por obligaciones laborales que impiden el adecuado control alimentario del niño; cuidadores infantiles, en hogar o escuela infantil sin la adecuada formación para la nutrición infantil. Todo ello, de manera aislada o asociada, va a dar lugar a la posible alteración de la conducta alimentaria del niño, paso previo de la auténtica anorexia.

Desde los tres o cuatro años de edad se pueden encontrar niños que se provocan el vómito, metiéndose los dedos en la boca, como conducta imitativa del miedo a engordar. Ese mismo niño, a los siete años, puede desarrollar un grave trastorno de la conducta alimentaria, tanto más grave cuanto más precoz se presente. Si a ello se une el desapego emocional de los padres, el problema quedará instaurado.

Una adecuada alimentación en cada etapa de la vida del niño, un ambiente familiar bien estructurado y unos padres disponibles y psicológicamente normales, serán claves en la prevención del desarrollo precoz de la anorexia infantil.