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Castilla y León

Políticamente justo por Guillermo GARABITO

La Razón
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Desde los tiempos antiguos de la Grecia socrática, se ha buscado la perfección de la polis, una perfección que a lo largo de los siglos ha sido estudiada y sobre la que se ha filosofado en todas las culturas y por innumerables personajes. Todos ellos o por lo menos la gran mayoría con el objetivo de perfeccionar la convivencia entre los miembros de una sociedad.
Pero es curioso como, con el paso del tiempo, y con la jactancia del hombre de evolucionar en un ser cada vez mas «racional», la sociedad tiende a la autodestrucción, una aniquilación que lleva su inexorable fluir a través de la política.
En la sociedad griega la clase política, al contrario de lo que muchos puedan creer, viendo la concepción actual del término, estaba al servicio de la polis y por ende de sus ciudadanos. Pero en la sociedad en la que vivimos esto parece haberse olvidado, o si bien no es así se prefiere marginar estos principios. Y lo que es políticamente justo, llegado el caso, es tratar de engendrar una clase política dispuesta a estar al servicio de los ciudadanos, para que concepciones como la de Ronald Reagan: «he dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera» sean motas oscuras en el pasado de nuestra nación, que poco a poco cobra consciencia de su importancia.