Dos años de la victoria del PP
Pactos
La medidas contra la crisis son muy duras, agresivamente duras como ha puesto de moda el ministro De Guindos. Son para todos y todos, la inmensa mayoría, nos hemos autoconvencido para aceptar lo que nos echen, incluso intuyendo que se han tomado decisiones que nos castigan implacablemente, antes de adoptar otras quizás más necesarias.
Por ejemplo, de nada sirve la reforma laboral para crear empleo si no fluye el crédito. Nos hubiera gustado más que los irresponsables financieros y políticos tuvieran castigo ejemplar. Sin embargo, tenemos la impresión de que se han ido de rositas. ¿Qué pena son 150.000 euros si se han indemnizado con 3, 4, 5, 6 y 7 millones después de haber hundido la entidad?.
A lo que iba. Las cuentas públicas están muy deterioradas, lo que obliga a los pactos. Las amenazas, la falta de suministro sanitario no conducirán a un buen final. A la vez que exigimos a los gestores políticos una actuación eficaz y lo más rápida posible, se debe obviar la vía de la intransigencia y de la huelga. Es muy complicado, muy difícil para quien se siente ahogado. Pero no hay otro camino. Así es la vida.
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