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A los abuelos

La Razón
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Cuando comienzan las vacaciones de verano, toca pensar más que nunca, en esa entrañable figura que dentro de la familia, se ha convertido en el eje imprescindible para permitir que los padres puedan conciliar trabajo e hijos. Me refiero a los abuelos, cuyo rol ha cambiado estrepitosamente. Los nietos, aseguran todos los que son abuelos, son un regalo caído del cielo. Sin embargo para muchos se han convertido hoy en su obligación y su responsabilidad. Muchos abuelos asumen el trabajo de la educación, incluso de la logística (colegio, actividades extraescolares, material, desplazamientos…), porque los padres no tienen tiempo para hacerse cargo. No es de extrañar que los hijos se sientan solos si los únicos amigos con los que cuentan son los videojuegos o la televisión. El poder y el valor de una relación no lo podrá sustituir jamás una maquinita. Menos mal que están los abuelos para acompañar, escuchar, alentar, enseñar, ilusionar, regañar… a los nietos, porque el trabajo, para quien tiene la suerte de tenerlo, absorbe de tal forma las energías de los padres que les hace creer que la dedicación que los niños precisan es secundaria y que tienen que delegar. Por otra parte, ¿en quién se puede delegar mejor que en los abuelos? ellos siempre dispuestos, amigos de juegos de sus nietos, confidentes… pero su labor educativa ya fue debidamente cumplida cuando fueron padres. Ahora, dejémosles disfrutar.