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El reequilibrio europeo

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BRUSELAS- La campaña para las elecciones presidenciales francesas ha tenido en esta edición su versión más europea de la historia. Los rigores de la crisis y, especialmente, la falta de resultados claros en términos de crecimiento y empleo de las políticas de austeridad han ayudado al socialista François Hollande a imponer un debate en toda Europa que, sin embargo, ya venía gestándose desde hacía meses en el Parlamento y la Comisión.

Diversos analistas esperan el desenlace como la «excusa que levantará el tapón» de las decisiones para fomentar el crecimiento a las que hasta ahora la canciller alemana, Angela Merkel, se ha opuesto. El propio Hollande ha dicho ser consciente de la importancia de estos comicios en la Unión Europea, y aseguró saberse «observado más allá de nuestras fronteras». Por ello, ha señalado que debe «reorientar Europa al camino del crecimiento», un discurso que es visto desde Bruselas como «un movimiento de reequilibrio» desde el estricto «pacto fiscal» que impone la austeridad en las constituciones europeas hacia un plan de crecimiento que, a la postre, tendrá que encontrar fondos para políticas de estímulo. En este viaje contaría con la ayuda de los socialdemócratas alemanes, que podrían facilitar una «pinza» a favor de la incorporación de un anexo dedicado al crecimiento en el texto del nuevo Tratado, pues su voto es absolutamente necesario para lograr la ratificación del mismo –aún pendiente– por el Parlamento germano.

Por su parte, Sarkozy, que tiene que cargar con la frustración generada por la crisis económica entre los trabajadores y jóvenes que le votaron en 2007 por sus promesas de mejores salarios y que ahora ven el índice de paro más alto en doce años, ha intentado vender una «Francia fuerte» frente a una crisis en Europa, que ya no protege a sus ciudadanos de manera justa. De hecho, el presidente sorprendió cuando propuso la renegociación de Schengen que, a su juicio, «ya no puede responder a la gravedad de la situación» en el campo de la inmigración.
Con todo, según señalaba el semanario alemán «Der Spiegel» las elecciones francesas han resultado un suplicio para Merkel pues cualquier escenario es malo para ella. Si el candidato socialista sale ganador, ella será vencida en la batalla por la austeridad, y si es reelegido Sarkozy, éste contará con una nueva legitimidad que le hará ser menos conciliador con los temas que a él le interesan, como puede ser la tasa de transacciones financieras, y podría alentar la deriva intergubernamental demandada por Le Pen. También pondrá sobre la mesa la comunitarización de la deuda en la zona euro, para crear los llamados «eurobonos», un tema tabú para la canciller.