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ANÁLISIS Qué hombre quiero ser
¿Qué mecanismos hacen posible que un menor se convierta en niño bomba?
–Hay varios puntos a tener en cuenta. Por un lado, la muerte tiene un estatuto diferente en la cultura musulmana con respecto a la occidental. Por otro, la pubertad es un momento clave en cualquier cultura, porque se pasa de ser niño a ser adulto. El niño experimenta cambios corporales y emocionales y le surgen toda clase de preguntas, por lo que es un momento óptimo para la identificación con alguien que le dé las respuestas a sus enigmas.
¿Y convertirse en kamikaze cubre esta necesidad?
–Sí, de alguna forma. En nuestra sociedad lo vemos, por ejemplo, en las llamadas «tribus urbanas», a las que el niño se une para, a través de ellas, adquirir una supuesta identidad que organiza todos esos cambios emocionales y físicos por los que está pasando. Los valores que adquiere son los valores del grupo con el que se identifica.
¿Es posible la rehabilitación de estos niños?
–Sí, aunque habría que ver caso por caso. Lo que se podría hacer es intentar volver a un estadio anterior en el que se produjeron las identificaciones para poder contestar de otra manera a la pregunta de «qué hombre quiero ser» que despertó en la pubertad. De todas maneras, me parece tan importante la curación como la prevención, y ésta no concierte a la psicología, sino a la política.
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