Escritores

El verdugo perfecto

Flavia Company reflexiona sobre el bien, el mal y la pérdida de valores en «Que nadie te salve la vida»

La escritora en Madrid
La escritora en Madridlarazon

A Enzo le quedan cuatro meses de vida. A su amigoVíctor, una cuenta que saldar. O dos. Hace años que Víctor le salvó la vida a Enzo, y, ahora, Víctor quiere que le devuelva el favor. Así que sí, dos. Con Enzo y con otro hombre al que quiere ver muerto. Cuando se entera de la enfermedad terminal de su amigo, Enzo se convierte en el verdugo perfecto. «La primera apuesta de esta novela es una invitación a que despertemos, reflexionemos, pensemos y no nos dejemos llevar», asegura la escritora. Después de una breve pausa para meditar la continuación de la respuesta, afirma: «Un ser humano, frente a circunstancias comunes, se deja llevar y piensa que le va a dar tiempo a todo. Sin embargo, la vida se encarga de darnos lecciones. Son las circunstancias que te hacen replantearte tu identidad, momentos en los que te permites un cambio que te aproxime a ti mismo. Esto nos acerca a la empatía porque si admites tus cambios, entenderás mejor los de los otros». Para Company está claro lo que hace posible que los hombres puedan convivir: «Es la empatía, la piedad y la misericordia. Creo que la gente empática es mayoría, pero cada vez hay más gente como Víctor, que instrumentaliza a las personas y ve la vida como una carrera de obstáculos que hay que superar, cueste lo que cueste y muera quien muera».

El precio del individualismo
Una reflexión que entronca con el individualismo excesivo de nuestros días, uno de los rasgos más preocupantes de nuestra sociedad actual. «Sí, y nos lleva a la ruina. El ser humano es un ser social. El precio del individualismo es la soledad. De hecho, la novela plantea que los seres humanos podemos elegir entre el bien y el mal, y ninguno de los dos tiene ni premio ni castigo. El premio del bien es el bien, y el castigo del mal es el mal. ¿No es suficiente premio ser bueno? Lo que hacemos tiene consecuencias». Para ella, la instrumentalización de las personas y el egoísmo han derivado hacia una sociedad a la que «sólo le interesa lo que se puede vender y comprar. Así se descarta lo importante, es decir, el amor, el deseo, la solidaridad. Los valores, como no son moneda de cambio, no interesan. Lo importante es el poder y atesorar. Hemos olvidado que el dinero no es nada, es una entelequia. En una sociedad que incluso convierte la cultura en entretenimiento, que no recuerda la importancia de la transmisión del saber y de la emoción, si se adultera con pan y circo, estamos perdidos, porque volvemos a la casilla de salida otra vez».

«Que nadie te salve la vida»
Flavia Company
Lumen
192 páginas 18,90 euros.