Estados Unidos

Manteniendo la burbuja

La Razón
La RazónLa Razón

Recién inaugurada su administración el presidente Obama aprobaba un paquete de estímulo económico de más de 700.000 millones de dólares. El efecto fue modestamente positivo sobre el crecimiento y sus efectos ya se disipan. Ahora vuelve con otro paquete de incentivos fiscales e inversión en infraestructuras, y sí, lo han adivinado, en Estados Unidos hay elecciones en noviembre y los demócratas andan detrás en las encuestas.
La modalidad española de conquista de votos es algo distinta, aquí primero se anuncian recortes para más tarde dar marcha atrás según las perspectivas electorales en cada circunscripción.
Al margen de los cálculos electorales, lo grave del asunto es que los gobiernos se niegan a reconocer que el modelo de crecimiento actual está agotado, y su única política es gastar hasta la prosperidad. En la última década, una fenomenal burbuja de crédito desembocó en la mayor crisis desde la Gran Depresión, y los gobiernos parecen dispuestos a arreglar el exceso de deuda con más deuda.
De hecho, la deuda global en relación al PIB global sigue aumentando. No llegaba al 160% en 1993, subió hasta el 210% en 2007 y se espera que en 2012 llegue al 250%. Este último aumento se debe a la escalada en deuda pública soberana, pues la del sector privado se redujo modestamente en los últimos tres años y se espera que permanezca relativamente estable en los próximos tres.
Los gobiernos esperan que sus transferencias al sector privado aumenten la demanda de bienes y servicios, y eventualmente faciliten la generación de crédito privado. Lo que está sucediendo sin embargo es que las políticas implementadas generan desconfianza, los excesos se prolongan y el sector público acaba por comerse al privado. El acontecimiento no es del todo planetario, pero sí bastante atlántico.