Barcelona

El escaparate

La Razón
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Se ha cambiado el escaparate pero en el interior de la tienda se sigue vendiendo la misma mercancía averiada, los mismos productos caducados que, de momento, no parecen querer tragarse la mayoría de los ciudadanos a la vista de las encuestas que se han publicado tras conocerse la remodelación. El poder para el mago, el prestidigitador, el último mohicano del felipismo que ya ha puesto en marcha toda la maquinaria de simulación para hacernos creer que los más de cuatro millones y medios de parados, la crisis que no cesa y los evidentes flirteos con ETA y sus comparsas no son más que una invención de la derecha. Vamos a asistir a un dejà vu durante los próximos 18 meses que es posible que engañe a algunos, pero que difícilmente hará cambiar de forma radical la tendencia a la baja de un PSOE que, en manos de Zapatero, ha cosechado un fracaso sin precedentes. Claro que, como ha dicho el propio presidente en varias ocasiones en los últimos días, en año y medio pueden pasar muchas cosas, lo que ocurre es que no necesariamente tienen por qué ser buenas para los intereses electorales del PSOE. Muchos de los reyes de taifas que acudieron el pasado sábado al Comité Federal de la calle Ferraz de Madrid dejaron patente su descontento con la manera de hacer las cosas que tiene el todavía líder, aunque ya no indiscutible, a quien inevitablemente van a culpar si en mayo próximo se confirma el batacazo socialista en las elecciones municipales y autonómicas. De momento la primera realidad que vendrá a desmentir la ficción de la «remontada» va a ser Cataluña dentro de un mes. El PSC por méritos propios y la inestimable ayuda de ZP puede darse un leñazo sencillamente histórico. Da igual que ahora Montilla se lleve a Felipe a Barcelona cada dos por tres, o se haga ver junto a un obispo y prometa el oro y el moro a jóvenes sin trabajo. El efecto escaparate empezará entonces a diluirse aún más. De poco van a servir las grandes operaciones como la emprendida contra el alcalde de Valladolid cuya estulticia política ha puesto en un compromiso a su partido. Los subvencionados del cine ya se encargaron en la inauguración de la Seminci de ayudar a sus señores, a quienes les sueltan el dinero de nuestros impuestos para que puedan hacer su cine más que desigual pero eso sí, lleno de mensajes guerracivilistas que ha sido la marca de la casa, de la cada común de la izquierda, desde marzo del 2004. Al menos el alcalde «bocachancla» ha pedido disculpas, algo que diez millones de votantes del PP están esperando del primer edil de Getafe y presidente de la FEMP hasta que en mayo se le acabe el chollo. Pedro Castro llamó «tontos de los cojones» a quienes votaran a los populares, pero ahí no hubo nadie que abriera el pico en el llamado mundo de la cultura. Ya se sabe que llamar asesinos a los líderes del PP, agredirles, o quebrantar la ley acosando las sedes populares en jornada de reflexión no es nada frente a una ofensa machista y sexista. De estas leyes del embudo nos vamos a hartar de aquí a las generales. El cambio se ha hecho para eso.