Islamabad
A Taseer le avergonzaba la condena a la horca de Bibi
Dentro del propio Gobierno de Pakistán, aseguran que ha sido su oposición a la ley contra la blasfemia la causa principal de su homicidio, según informó ayer el ministro del Interior, Rehman Malik
La muerte del gobernador de Punjab, Salman Taseer, se ha sentido mucho en la comunidad cristiana paquistaní. Para Shahzad Kamran, abogado y amigo de Asia Bibi, el asesinato de Taseer responde a su «incondicional» postura a favor de la cristiana condenada a la horca. «Los clérigos musulmanes lo condenaron a muerte cuando dijo que la ley de la blasfemia era una ley injusta y sanguinaria», declaró a LA RAZÓN Karman, antes de explicar que el padre de Taseer, conocido como M. D. Taseer, era un «musulmán fundamentalista» pero su hijo era «liberal». Taseer llevó a cabo campañas de apoyo a los cristianos para abolir la ley antiblasfemia, recordó el abogado de Bibi, que teme que ahora «la vida de Asia corre máximo riesgo».
Sin duda, ha sido una de las pocas figuras gubernamentales que se atrevió a defender a la cristiana, incluso en público. El 13 de noviembre, Taseer visitó a Asia Bibi en la prisión para que firmara una carta de clemencia, que él mismo traladó al presidente paquistaní, Asif Ali Zardari.
Después, ofreció una rueda de prensa en la que se dejó fotografiar junto a la cristiana y reconoció que su condena a muerte era un «episodio vergonzoso» para Pakistán. En un claro intento de limpiar la imagen de su país, declaró ante los medios que «estamos aquí para proteger a las minorías. No queremos que sean víctimas de esta clase de leyes».
Protestas ante su sede
A la semana siguiente, los islamistas de Almee Tanzeem Ahly Surat convocaban una manifestación contra él: «Taseer está equivocado la justicia, no», gritaban. Esa misma tarde el gobernador concedió una entrevista a CNN, en la que definía a Zardari como un «liberal con una visión moderna» que no permitiría que Bibi fuera ejecutada. El 24 de noviembre, a las 15:00 horas, varios centenares de extremistas se concentraron frente al palacio del gobernador. Los fundamentalistas de «Jamiat Naemi» repartieron octavillas para futuras concentraciones.
Por su parte, el influyente movimiento Sunna Ittihat organizó una masiva marcha desde Islamabad hasta Lahore en la que protestaron contra la derogación de la Ley de la Blasfemia y la liberación de Asia Bibi. Sahib Zada Fasal Karim, líder del grupo y miembro del Parlamento, aseguró entonces a LA RAZÓN que: «Esa mujer es culpable porque así lo dice la ley paquistaní, pero ciertos representantes del Gobierno han decidido actuar por su cuenta, violando la Constitución». De hecho, Karim explicó que varios miembros de la Asamblea Nacional habían presentado una moción contra Taseer para que fuera inhabilitado de sus funciones.
El 27 de noviembre las quejas suníes se convirtieron en amenazas de «un baño de sangre». Karim auguró «contundentes represalias» si el Ejecutivo modificaba la ley. «Si es necesario, mancharemos nuestras manos de sangre para impedir cualquier reforma». Ayer, cumplieron con su palabra.
Grupos islamistas habían incitado al asesinato
El caso de la cristiana Asia Bibi, falsamente acusada de blasfemia y condenada en un proceso plagado de irregularidades, se ha convertido en la piedra de toque de una legislación, la de la blasfemia, muy contestada en Pakistán y que reúne a cristianos y musulmanes en pro de su abolición. De ahí que los movimientos integristas se hayan movilizado en defensa de la ley, llamando claramente al asesinato de aquellos que se oponen a una interpretación radical de la sharia. No sólo había recibido amenazas de muerte el gobernador Salman Taseer, trágicamente cumplidas, sino que también está en la «lista negra» de los extremistas el ministro de Minorías Religiosas, Shabaz Bhatti, cristiano y principal valedor de Asia Bibi.
De acuerdo a la interpretación más estricta de la sharia, cualquier «buen musulmán» está obligado a asesinar a un blasfemo si las autoridades no actúan
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