Barcelona

Los Mossos volverían a desalojar al 15-M

El director general de los Mossos d'Esquadra, Manel Prat, imputado por los hechos del 27 de mayo en la plaza de Cataluña, declaró ayer ante el juez y defendió el operativo policial de ese día, que acabó con el desalojo de los indignados. «Nuestra intervención fue correcta y no se abrió ningún expediente disciplinario», señaló ante el magistrado.

Los Mossos volverían a desalojar al 15-M
Los Mossos volverían a desalojar al 15-Mlarazon

BARCELONA- Prat añadió que «estos hechos no influirán en nuestras futuras decisiones, y siempre haremos nuestro trabajo». En una breve comparecencia después de declarar ante el juez, el jefe de los Mossos mantuvo una línea similar a la también imputada y entonces concejal de Seguridad del Ayuntamiento, Assumpta Escarp, que afirmó que para la Guardia Urbana se trató de un «operativo de limpieza».

«Nuestra voluntad era la de limpiar la plaza de objetos peligrosos», dijo Prat. Al día siguiente, 28 de mayo, el Barça tenía que jugar la final de la Champions, y Mossos y Guardia Urbana optaron por minimizar los riesgos de cara a una hipotética celebración y requisaron a los indignados estufas de butano y cualquier material considerado potencialmente dañino.

Pelotas de goma
Los abogados del imputado explicaron que Prat dijo ante el juez que fue él quien dio la orden a los agentes de utilizar pelotas de goma contra los manifestantes. Según el jefe de los Mossos, se emplearon tres pelotas y unas 200 «salvas» –disparos sin munición– para dispersar a los indignados.

El jefe de los Mossos aseguró que en todo momento el conseller de Interior, Felip Puig, aprobó las decisiones tomadas por los mandos de los Mossos respecto a este desalojo, que terminó con más de 100 heridos, en parte por culpa de la resistencia de los indignados a abandonar un espacio público que llevaban días ocupando. Por su parte, el juez pidió a Interior dos informes. Uno es la cronología de los hechos del 27-M y el otro son los diálogos mantenidos ese día entre los mandos del departamento y de los Mossos.

La nota negativa la dieron, una vez más, una quincena de indignados que recibieron y despidieron a Prat con insultos y pancartas. A su salida, le acompañaron hasta el coche, bajo una estricta vigilancia policial, al grito de «torturador» y «asesino», aunque el asunto no pasó a mayores.

Prat estuvo acompañado por el secretario general de Interior, Xavier Gibert; el comisario jefe de los Mossos, Josep Milàn, y el comisario portavoz de la Policía Autonómica, Joan Miquel Capell. No pudo estar el conseller de Interior, Felip Puig, que estaba en la junta local de seguridad de Lleida.

Puig reiteró su «plena confianza» en Prat y subrayó que mostrará su «plena colaboración con la justicia», en referencia a la investigación de los hechos. «Estoy convencido de que las reclamaciones legítimas de los ciudadanos deben de tener respuesta, para ello hay división de poderes, el gobierno del poder ejecutivo. Y el gobierno hace lo que cree que tiene que hacer de acuerdo con las leyes y si hay algún ciudadano que cree que no se ha actuado correctamente siempre puede acudir a la justicia», añadió.

 

Un desalojo anunciado
- El 27 de mayo de 2011 los indignados llevaban doce días ocupando el espacio público de la plaza Catalunya de Barcelona.
- Al día siguiente, el Barça tenía que disputar la final de la Champions. El punto neurálgico de las celebraciones barcelonistas es Canaletes, a escasos metros del entonces campamento indignado.
- Los Mossos y la Guardia Urbana decidieron limpiar la plaza Catalunya de objetos peligrosos, de cara a garantizar la seguridad para la celebración del día siguiente.
- El operativo de limpieza chocó con la resistencia de los indignados, que albergaban varios objetos peligrosos. La actitud del movimiento 15–M acabó por provocar una carga policial, que acabó con más de 100 heridos y una fuerte polémica.