Agüimes

303 años de cárcel por abusador

La Fiscalía ha pedido 303 años para Fernando Torres Baena
La Fiscalía ha pedido 303 años para Fernando Torres Baenalarazon

Lo inexplicable del «caso Karate» es que se haya desarrollado durante más de quince años sin que nadie haya podido sospechar nada. Según el relato de la Fiscalía, Fernando Torres Baena, ex presidente de la federación de Karate de Gran Canaria, es presunto culpable de abusos sexuales a los alumnos de su academia de artes marciales. De comprobarse las acusaciones, estamos ante el caso de pederastia de mayor trascendencia, prolongado en el tiempo y ocurrido jamás en España.

En la investigación judicial se establece que Torres Baena, su novia María José y otros dos monitores se dedicaban a seducir chicos o chicas que conocían a través de las supuestas enseñanzas deportivas. Toda esta operación de gran trascendencia ha tenido lugar de modo oculto, en una isla donde normalmente todo el mundo lo sabe todo, como en un patio de vecindad. ¿Qué ha pasado en esta ocasión?

Pues sencillamente que el enorme prestigio de Torres Baena, ex director de I+D de la Federación de Karate, ha arrastrado a una gran conspiración de silencio y ha generado los recursos económicos suficientes para que tanto el principal inculpado como sus supuestos cómplices tuvieran la suerte de vivir en un paraíso de sensaciones. La Fiscalía solicita, según su escrito de acusación, que se condene a Torres Baena a 303 años de cárcel, quizá la condena más larga para un supuesto abusador de niños.

En su caso sería el maestro en el que los alumnos confían y a los que éste manipula. En la indagación judicial, se establece que la novia le sirve de cebo y compañera sexual, por lo que a ella el fiscal le pide 154 años de cárcel, por al menos 20 delitos de abusos y cuatro de corrupción de menores, y a los otros dos implicados también les piden enormes penas: para Ivonne, 146 años de prisión y para Juan Luis, 18 años por abusos sexuales.

Dominar emociones

Ante el tipo de personaje que la indagación fiscal pretende combatir, las víctimas tienen poco que hacer. Son captadas en un ambiente de inferioridad, donde acuden en busca de la sabiduría que al parecer reparten los presuntos delincuentes, y una vez entregados, son sometidos con técnicas psicológicas que dominan las emociones.

Para encontrar algo parecido al «caso Karate» hay que viajar en el tiempo hasta la secta Edelweiss que lideraba Eduardo, «Eddie» González Arenas, un supuesto amante del excursionismo al aire libre, que organizaba campamentos que incluían aberrantes juegos sexuales.

Para reinar sobre las mentes de sus víctimas, desarrollaba una serie de falsedades y leyendas presentándose como una especie de extraterrestre que preparaba la salvación de un grupo de elegidos, ante la llegada del fin del mundo.

En el caso de Torres Baena, desde los años ochenta, aprovechando su indudable habilidad deportiva, desarrolló unos medios de intervención sobre sus alumnos hasta lograr sus deseos y al parecer se abusaba igual del género masculino que del femenino, sin respeto para la edad de la víctima. Como suele pasar en estos casos, que forman toda una tipología en la historia criminal, las apetencias sexuales de depredación se planteaban como métodos de educación y mejora. Lo que se investiga es una auténtica red de captación de menores que acababan en el gimnasio de Torres Baena y en su chalet de la Playa de Vargas, en el municipio de Agüimes.

Los procesados forman una especie de familia alternativa alrededor de un héroe o dios que reparte premios y castigos. Aunque se han identificado más de sesenta víctimas, sólo se formulan cargos por 38 que se consideran casos probados y a los que el paso del tiempo no ha anulado.