Casas reales

«Looks» sin riesgo por Miguel PALACIO

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Todo ha sido demasiado clásico y convencional. Como impresión general, he de reconocer que nada me apasionó entre los invitados al enlace de Guillermo y Kate Middleton. Tenía la sensación de que ya había visto esas imágenes antes y no hubo ningún personaje que llamase la atención, que se arriesgase con algo más divertido o sofisticado. Eso sí, reconozco que la princesa Eugenia, una de las hijas de Sarah Ferguson, llevaba un tocado muy atractivo, con formas orgánicas. También sorprendió Victoria Beckam; no es que sea muy partidario de su «look», pero la encontré más elegante de lo habitual. Al menos, no abusó del vestido ajustado ni del escote. Zara Phillips, hija de la princesa Ana, acertó con el color, pero el abrigo me resultó demasiado burgués y aburrido. Asimismo, el lazo que llevaba detrás me pareció algo infantil y le daba al conjunto un papel de dama de honor que no estaba desempeñando.
El amarillo de Isabel II sí aportó un toque especial. Se notaba que había una personalidad bajo el traje. Y encontré muy elegante a la reina Margarita de Dinamarca. El abrigo azul y su tocado fueron acertados. Son personas que han sabido reflejar en la ropa la autoridad que ejercen en su vida real. Por su parte, tanto Guillermo como Enrique destacaron con sus uniformes. Eran preciosos y resultó muy espectacular. Un aliciente en la ceremonia. Pero no puedo decir lo mismo de Camilla, la encontré correcta, pero muy aburrida. La discreción está muy bien; sin embargo, da un punto de falta de interés.
Ya entre las damas de los políticos, la esposa de Cameron daba la impresión de que estaba vestida para ir a la inauguración de una galería, pero no para una boda real. Estaba excesivamente campechana. Luego, tuvo mucha presencia Sally Bercow, la esposa del «speaker» inglés. Es una mujer alta y vistosa, y lució un buen escote, pero no me apasionó su tocado ni la manga corta de su vestido porque parecían más adecuados para una boda convencional y no para una regia.

La corbata de Elton John
Sin embargo, no todo fue monótono. Algunos detalles me encantaron, por ejemplo, el turbante de Máxima Zorreguieta: original sin perder elegancia. La hermana de Kate, Pippa Middleton, es muy mona y parecía una novia en sí misma de blanco y largo. Y con esos niños alrededor, todos tan bien vestidos, ofrecía una imagen idílica. Elton John iba muy gracioso con su corbata rosa y el chaleco amarillo. Fue muy inglés, y ahí pudimos apreciar una identidad, con colores inesperados y una apuesta más atrevida. Era lo que me hubiese gustado encontrar en una boda londinense, ese punto más arriesgado que no fue en absoluto la nota predominante.


Miguel Palacio